"¡Dios mío, como salgo yo de este follón!"
Josemi estaba tirado en calzoncillos en la cama cuando oyó sonar su móvil. Dejó sonar... Era tal esfuerzo a realizar el alargar la mano para coger el teléfono. Miró la pantalla y descolgó:
-¡Jesús!
-Josemiguel, ¿qué estás haciendo?
-La verdad es que nada. Aquí estoy, tirado en calzoncillos en la cama.
-¿Por qué siempre que te llamo estas casi desnudo en la cama? Se me va a acabar haciendo preocupante.
-Jajajaa... Es verdad. No sé.
-Bueno, hoy se sale, ¿no?
-Claro, claro.
Así se hizo.
Jesús estaba en su casa. Después de ver el ultimísimo capítulo de 'Perdidos' y dos capítulos más de 'Heroes' se metió en la ducha, frota que te frota rodeado de las canciones del último disco de Marea, a una prudente distancia del agua, que ya se sabe. Se visitió con sus mejores galas, intentó repeinarse y hacerse un look 'casual' con su pelo... que acabo revolviendose con la mano mandando a la mierda todas las modas. ¿Quién las necesita? Así que se secó y eliminó todo rastro de humedad superficial de su cuerpo y se largó de casa.
Mientras, Josemiguel comía con Aitor en un chino de Yamaguchi, más cerca de Pamplona que de Pekín, aunque parezca lo contrario. Rollitos de primavera... ¡al hoyo! Arroz tres delicias... ¡zampa, ñampa! Familia feliz... ¿Por qué un batiburrillo de ingredientes flotando en salsa de soja es 'familia feliz'? Un cafecito y... ahí llegó Jesús, a la que se sienta y a la que se largaron.
Acabaron en la Plaza de los ajos bebiendose unos cartones de sangría rodeados de pre-púberes, quienes, arriesgando su integridad física y legal consumiendo alcohol, permanecía felices y dicharacheros, profiriendo gritos de "jambo" y "que chan colega".
Un amable transeunte se les acercó y dijo:
- Mirad, yo es que acabo de salir de la carcel y quería algo de dinero. Que estuve en la carcel por un delito que no cometí, que lo cometió mi hermano, pero yo no dije nada y me condenaron a mí. Yo soy budista y no ejerzo la violencia, ya sé que no debería pedir dinero, porque el budismo no permite la mendicidad. Pero bueno, yo soy honrao... que os podría llevar debajo de la plaza y meteros un navajazo... Pero yo soy honrao... Y os lo pido bien.
Tras tan convincente monólogo y tras declinar la sugerencia de ofrecer 'cash flow' al honrado indigente, se fueron para el Zuhaitza, donde sacaron esta foto. Dos de ellos parecían haber superado el trance de 'te podría meter una navajazo pero no lo haré porque soy budista', uno a un nivel ambiguo creado por la embriaguez y otro con una feliz indiferencia. Sin embargo, Josemiguel no olvida. Todavía los tenía "de corbata" como se suele decir. Al meterse en la cama, mira antes en el armario para asegurarse de que no esta el 'budista honrao', yendo por la calle siempre mira hacia atrás. Nunca dejará de sentir su presencia. Siempre vivirá inquieto. Porque el 'budista honrao' está ahí fuera.
2 comentarios:
... chico malo jejejeje
Acojonante el budista honrao. Son la leche estos ex convictos, sobre todo aquellos que acaban de cumplir una condena solidaria con la familia... Ya no sabes dónde beber tranquilo!!
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