martes, 30 de septiembre de 2008

Pa reirse

Estas no son las noticias



El programa en sí no es nada del otro mundo, una especie de reciclaje de Noche Hache a las ocho de la tarde. Pero, a veces, tiene sus puntazos. Como este. Una idea para los de la Sexta si siguen adelante los de Telecinco y no les dejan poner sus imágenes. La verdad es que las risas del público lo estropean un poco (si son de lata es muy exagerado, y si son de verdad, que echen a esas marujas del público).

Por esta sección me animo a verla esta noche. Por esta sección y por esta peazo diosa. ¡Dios mio! Hace tiempo que no me enamoraba alguien de la tele.

lunes, 29 de septiembre de 2008

POR FIN!

hola jovenzuelos!
nada, que pa ponerlo en plan comentario y que no lo lea ni dios, pues publico una entrada pa decir una chorrada:

YA TENGO EL CARNET DE CONDUCIR

a la kinta! ké agonía (sí, se k escribo como una adolescente, xo es lo k hay)

pues eso, ahora ando esperando el provisional, xo en breve andaré robando coches de amigos y atropellando peatones en los pasos de cebra, lalalalalallalalaalal

jesús, ktal el tuyo?

jueves, 25 de septiembre de 2008

NOCHES ALEGRES, MAÑANAS TRISTES (3ª PARTE)

¡Qué felices parece que son los locos! Estarán zumbaos, pero es como si a ellos no les importara demasiado. Me acuerdo de ese anuncio de "Radio Lacolifata", y me enternece.



El problema no es estar loco. Lo jodido y lo que sí que inquieta es cuando estás cuerdo, pero eres consciente de que te estás volviendo loco ("poco a poco, poco a poco", como recitaba la canción de la vuelta a España de hace la tira de años).



En esas estaba yo. Cuando fui a hablar a mi madre:



- Mamá, algo me está trastornando...

- ¿otra vez te persiguen esas extrañas marionetas por el pasillo?

- No, no. Con la medicación, desaparecieron. ¿quién te dijo que yo había estado con la chica de la tienda de chuches?

- ¿cómo que quién?... ¿no fuiste tú?

- ... eeeeeh????? ¿que yo te dije qué?

Fue hace dos años. Precisamente, en la pista de baile de Marranengo. Era la chica de la tienda de chuches. Ella era la culpable de que fuera un chico con sobrepeso desde los 12 años. Fui a saludarla.

- Eyyyyy... holaaaa!!! cuánto tiempo!!

- Ayyy... qué tal? ¡¡¡No nos vemos desde...

- Desde que cerraste la tienda!!!

- ¡¡Sí!! ¿qué tal?

- ¡¡¡Bien y tú!!

- ¡¡¡¡Bien!!!

Y nos fuimos, cada uno por su lado. Mientras, sonaba ese tema de "looooove generaaation... bum, pam, pam, pam, bum, pam, pam". Al día siguiente, disimulando la resaca, me dio por comentar, durante la comida, "mamá, ¿sabes con quién estuve ayer? ¡¡¡Con la de la tienda de chuches!!!".

De modo que no estaba loco, simplemente tenía mala memoria. Por esta vez, parece que mi integridad había quedado a salvo, aunque, ¿quién sabe? A veces la mente juega malas pasadas y nunca sabes si, cuando menos te lo esperes, tu materia gris hará "cataclok". (FIN!!!)

martes, 23 de septiembre de 2008

Para nostálgicos

Rebuscando entre fotos viejas y, a falta de otros medios más idóneos para compartirlas con vosotros (la cámara del movil no da para más), aquí os dejo unos cuantos recuerdos. Como siempre digo: Qué pelos, qué caras, qué tiempos...
Besos
Tres bellezas el día de las becas

Aquí son solo dos

Otras dos más

Cuántos botellones aguantó ese sofá...

Cuántas tijeras hacían falta por aquí...


Y hay más momentos, pero los guardo para otro ataque nostálgico.
Cuidaos, Torreguines...

jueves, 18 de septiembre de 2008

Recordando



¡Qué tiempos! A mi me recuerda a la práctica final de radio. Nosotros haciendo el informativo de las dos, y de fondo esta puta ranchera que no dejaba de rayarnos. Aaaaaaiiiiihhhmmmm!!! (suspiro)

martes, 16 de septiembre de 2008

Érase una vez un rey en un pueblo incomunicado...


Siento tapar el jocoso post que Txus ha puesto esta mañana, pero creo que la ocasión lo merece. Y es que me parece que es algo como para contar. El lunes que viene por la tarde, el Juancar y la Sofi visitarán el incomunicado poblado agoizko para inaugurar una empresa de reciclaje que emplea a discapacitados. ¿No es flipante? Yo cuando lo leí no me lo creía. ¿Y cómo llegarán hasta aquí, teniendo que pasar montes y montes, ríos y desiertos, desde la lejanísima Zarzuela? Una incógnita. Eso sí, yo ya me he ofrecido voluntario para verlo (y currarlo) desde dentro de la barrera. A ver qué pasa.

Y como suele ponerse por aquí...

CONTINUARÁ

Tenemos que hablar

Él: Tenemos que hablar.
Ella: (nerviosa) Eeemmm... bien.
Él: Esto no funciona. Creía que sí, pero no. No podemos seguir así.
Ella: ¿Qué quieres decir?
Él: Creo que deberíamos darnos un descanso.
Ella: ¿Quieres irte?
Él: Bueno... si, la verdad es que si. No eres tu, soy yo. Al principio estaba agusto, pero ahora no sé a dónde va esta relación.
Ella: ¿Te vas? ¿Ahora? ¿Después de tanto tiempo?
Él: Sé que han sido muchos años, pero no puedo seguir así. Estamos por estar, ¿no te das cuenta? A veces pasamos semanas sin vernos y parece que nos da igual. ¿Te acuerdas como era al principio? Era emocionante, parecía que nos ibamos a comer el mundo. Pero empezaron las dificultades. No queríamos verlo, pero ahí estaban.
Ella: ¿Y te rindes? ¿Así sin más, sin luchar? Una relación se basa en el esfuerzo, no puedes largarte cuando las cosas se ponen dificiles.
Él: No es tan simple. Siento que lo nuestro ya no tiene más futuro, que nos hemos estancado. Siempre es igual. Se me hace muy complicado, a veces no te entiendo nada.
Ella: ¡Eso es porque no me prestas atención!
Él: ¡Eso no es verdad! ¡Muchas veces no he podido dormir pensando en lo que me decías! ¡Reconozcámoslo, tu tampoco quieres estar conmigo!
Ella: Buenooo...
Él: ¡Bueno, nada! Hace tiempo que me diste por vencido.
Ella: Pero podemos solucionarlo, vamos a hablarlo.
Él: ¿Crees que no sé lo que quieres de mi? ¡No me quieres a mi, sólo mi dinero! ¡Yo nunca te he importado! ¡Cuando nos conocimos creía que querias ayudarme, animarme a salir adelante!
Ella: Y así era. Pero luego empezaste a perder interés en mi... ¡Sabes que es así, no digas que no! Prefieres estar con tus amigos o viendo la tele que conmigo, así que no me cargues con toda la culpa.
Él: ¿Me dices que prefiero estar con mis amigos? Y tu qué. Que te interesas más por otras personas... desconocidos... más que en mi. Esto no tiene solución, al menos he venido a hablarlo y a dejarlo como amigos, pero veo que no va a poder ser.
Ella: ¡Eres un cerdo!
Él: ¡Encima insultame! ¡Devuelveme mi dinero!
Ella: ¡No quiero volver a verte!
El: ¡Yo tampoco, así que dejemonos de tonterías y dame el carnet de conducir, no pienso seguir con los putos test y el curso intensivo! ¡Es absurdo, no ha servido para nada! ¡Esta relación ha sido una mentira!
Autoescuela (antes Ella): ¡¡¡Nunca te sacarás el carnet!!!
Alumno (antes Él): ¡¿Es así como quieres terminar cinco años juntos?!
Autoescuela: ¡Para mí no han significado nada!
Alumno: Dame el carnet y no volverás a verme. Es mejor así.
Autoescuela: ¡¡¡Jamaaaaaasssss!!!

lunes, 15 de septiembre de 2008

Adiós Expo...


Ya han pasado esos tres meses que llevábamos 4 años esperando, ya se van los voluntarios, las filas interminables a la puerta de los pabellones, la gente con acreditaciones colgadas al cuello, los caribeños, los italianos, los conciertos, los espectáculos, el agua.
Adiós a la Expo y su cotidianeidad multitudinaria.
Adiós Fluvi (qué foto más buena, verdsad? jajajjaja, muy nostálgica)

Vias interurbanas fuera de poblado

11 de septiembre de 2003
Jesús salió de casa con gran disciplina y fuerza de voluntad directo a la autoescuela, a unos 40 metros de su casa. Entró con decisión, pegó un manotazo a la mesa y proclamó:
- ¡Matriculenme, que me sacó el carnet pero ya!
Le tomaron nota, pagó religiosamente (o agnosticamente, según las conciencias) y se fue a casa. Cogió el manual, pasó la portada y el indice, y en dos segundos estaba en la página cinco (eso iba rápido, estaba embalao).
"Primer tema: las señales de tráfico".
Y Jesús se vio leyendo y pensando:
"Amos a vé... la del stop, esa me la sé... El ceda el paso, el prohibido ir a más de 80, el dirección proghibida... ¡Esto está chupao! A ver estaaaaa... Eeeemmm ¿cuidado vaca? Bueno, por el dibujillo me lo sabré. ¿Y esta? Pero si nunca la he visto en la carretera... Bueno a ver... Carril para los que van a menos de 70...".
Y así empezó. Las páginas iban pasando, las palabras entraban en su mente, la comprensión no entraba por ninguna parte. Empezó a hacer los test... en todos cinco fallos... El mínimo eran cuatro. ¡Joder! Y entonces llegó la pregunta clave:
"Si en una via interurbana fuera de poblado con tres carriles para los dos sentidos delimitada por líneas discontinuas está conduciendo un vehículo con remolque que mide más de 7 metros y pesa más de 3.500 MMA, ¿puede adelantar por el carril de enmedio si la via está congestionada?".
Tras leerla cinco veces, sucediendo que, cuando llegaba al final de la interrogación ya no se acordaba como comenzaba la pregunta, se dijo para sus adentros: "¡A tomar por culo!".

Y así durante cinco largos años...
[Continuará]

viernes, 5 de septiembre de 2008

NOCHES ALEGRES, MAÑANAS TRISTES (2ª PARTE)

No abrí el paquete de chicles hasta esa noche, en la pista de Baibién. Ya habían pasado cuatro días desde la revelación de mi madre, y aún no había descubierto nada de la misteriosa dependienta. El asunto me estaba trastornando tanto que ya no me apetecía ni practicar mi deporte favorito: meter fichas.



Pronto vino a mí la solución… ¡¡¡Cubata bien cargao!! Con eso, y con lo que ya llevaba, me puse a fichar y a fichar, y a fichar… ¡¡¡hasta que pillé!! Me estuve enrollando con una tía que, francamente, en estado normal no lo hubiera hecho porque… bueno, por muchas cosas.



Ya, pero el asunto no terminó ahí. Salimos de la discoteca y me dice de llevarme a su casa, a lo que yo accedí. En plan de “¡venga, pues ya que estamos!”. Pero, ¡ojo! Que aún hay más. No nos vamos solos, nos acompaña su compañera de piso, ¡¡que ha pillao con un negro!! ¡¡¡¡Me encanta hacer amigos!!! ¡¡¡Al mundo entero quiero dar un mensaje de paz…!!!



Llegamos a la casa y descubro que… ¡¡¡Se me está pasando el pedo!! Entramos al portal, la tía que quería hacer de mí un hombre nuevo, su compañera de piso que no hablaba nada, el negro fogoso que magreaba a esta última y yo, que sentía que, en cuanto se me fuera el pedo, iba a sentirme más fuera de lugar que Nieves Herrero en una película de gladiadores.



Efectivamente, entramos a la casa. Entro yo justo después de mi nueva amiga y, de pronto, ¡¡¡¡me aparece un perro enorme y me empieza a ladrar!!! Casi se me sale el corazón por la boca!!! Las chicas del piso se ponen a tranquilizar el perro, mientras que yo ya estoy suficientemente sobrio. En esas, el negro se acerca a mí (por cierto, no tenía la misma clase que Barac Ovama, ¿eh?) y me dice, en plan colega: “ey, tío, ¿qué tal? Que vamos a echar un polvo, ¿eh?”. Le miro, mientras pienso: “sí, tú en una habitación y yo en otra… cabrón”.



Glup. A mí estas cosas no me pasaban cuando pesaba 100 kilos (ahora peso 89, por cierto). El caso es que, en ese momento, pensé que soy una persona que, en cierto sentido, se siente atraída por las situaciones más autodestructivas. Entonces, pensé que ese podía ser el origen de lo de la tienda de chucherías. Mi temor no era la chica de la tienda, sino que era yo mismo. Todo estaba dentro de mí, en mi mente.



El desenlace de esta freudiana y esperpéntica historia en mi próximo post!!!
(CONTINUARÁ)

martes, 2 de septiembre de 2008

NOCHES ALEGRES, MAÑANAS TRISTES

Una vez más, una historia truculenta de las mías. Y, otra vez, comienza con una aparentemente conversación doméstica normal. No sé qué espera mi madre de mí. Por una parte, me dice que me case, pero por otro lado, me dice que no tenga prisa buscando novia. Así fue la conversación de aquella mañana:
- ¡Anda, anda! ¡que estás desesperado por encontrar novia!
- Hombre… desesperado… no.
- ¡Anda, anda! ¡que se te nota!
- … eh?... ah, sí?... y, ¿en qué?... esas cosas no se notan, ¿no?
Trague saliva. Mi madre hace una pausa dramática. Al cabo del rato, suelta:
- Pero tú, ¿no has llegado a estar con la de la tienda de chucherías de abajo?
En ese momento, me quedé en estado de shock. No sabía que abajo hubiera una tienda de chucherías, y mucho menos que yo hubiera tenido algo con la dependienta de ese sitio. Fue una reacción rara. Desde luego, desconcertante. Sobre todo, cuándo tu madre es la que te está interrogando.
- ¿eh?... ¿cómo dices?
- ¡¡¡Sí, con la de la tienda!!!
- … ¿qué? … pero, ¿de qué me estás hablando?
- Eso he oído. Y no voy a decir más.
Me asaltó el pánico. Me enfrentaba a un temor que no tenía forma. Era la manifestación absoluta de lo desconocido. Enseguida, pensé en las fiestas patronales, con ese bar lleno de vecinas chismosas. Pero, esa noche no paso nada, salvo que hice el gilipollas. Me retiré el sudor de la frente e, intentando disimular mi inquietud, comenté:
- No sé de qué me hablas, la verdad. Voy a bajar la basura.
- La bolsa no está llena.
- Pues voy a… recargarme el móvil.
- ¿no te lo recargaste ayer?
- Voy a comprar chuch… digo… ¡¡un paquete de post-it!!
Finalmente, salgo fuera. Recorro la calle de arriba abajo. No veo la tienda. Pero, de pronto, me encuentro un pequeño establecimiento con chuches. Entro. Sólo hay un dependiente con bigote.
- Hola.
- … un paquete de… de chicles, por favor. (CONTINUARÁ)