lunes, 19 de noviembre de 2007

HACIENDO AMIGOS

Ey, ¡familia! ¿Qué marcha lleváis? Yo por aquí, sin machs. Bueno, hoy os voy a contar una cosa que es la monda lironda. Me pasó cuando estaba nadando en la pisci cubierta… ¿de qué coño os reís?... ¡Tú te vas a ir caliente a la cama! Estaba yo nadando, tan plácidamente, sólo en la pista. Un largo y otro, y otro.

Entonces, viene un tipo. Un capullo musculado, con su gorro y sus gafas para la ocasión, que se mete en mi misma pista y empieza a nadar y… ¡Joder, qué velocidad! Total… el muy mamón empieza a adelantarme y una vez, y otra vez… ¡¡Jony Wesmuler in person! Yo me empiezo a mosquear… pienso: “grrrr… seguro que la tiene corta… cabrrrrrronnnnnn!”. Cuando veo al muy hijo de la gran patria que empieza a adelantarme… ¡¡¡buceando!!! Ahí ya pierdo el control.

Salgo de la piscina, me quito las gafas y el gorro y las arrojo por ahí, y voy a la ducha, murmurando: “¡puto cabrón pretencioso! El muy flipao trata de impresionarme!”. En la ducha, entre los vapores, una vieja amiga:

- Ey, Pedrito, ¡Cuánto tiempo! Soy tu autoestima. Me tenías olvidada, chico, ¿por qué lanzas espumarajos de rabia?
- Ese cabrón…. Ese subnormal… me voy a mear en su puñetera ropa.
- Calma, hombre, ¿qué pasa? Cuéntaselo a mamá autoestima.
- No para de vacilarme, ¡Se creerá algo… con esos bíceps, esos tríceps…! ¡A la mierda!
- ¿qué pasa, Pedrito? ¿tienes envidia?
- ¿¿¿¿Envidia yo??? ¿¿¿¿de ese????? ¡¡¡¡Buaaaaaaa, calla, calla!!!!
- Es verdad, Pedrito, esos carnosos michelines tuyos son tan sexys… y esa cabeza que esclarece por la coronilla como un amanecer… ¿cómo vas a tener envidia?
- Vete a la mierda.

Salgo hacia el vestuario y me encuentro a mi amigo Musculman. Pero, esta vez, el tipo no llevaba ni gorro, ni gafas. Y qué feo era el jodido. Completamente calvo, con ojos saltones de rana y una tez paliducha y mortecina. Era como un mutante, como una mujer lactante sometida a una brutalidad de radiaciones ionizantes (¿por qué soy el único al que le hace gracia este tipo de comentarios?). En fin, mi amigo Wesmuler era un adefesio y, lo peor de todo, le envidiaba.

2 comentarios:

djamolidine abdoujaparov dijo...

No eres el único Josemi. A mi también me ha hecho gracia esa metáfora. No he podido por menos que esbozar un leve dibujo de sonrisa maquiavélica en mi tez algo desdibujada por la perdida de kilos y la barba.

Pedrito dijo...

¡hombre, Yamolidine! ¡Cuanto tiempo! ¿cómo va eso? Un abrazo