- Psssst, pssst, ¡Pedrito! ¡despertá, pibe!
- ¡Joe! ¡qué susto! ¿quién es usted? ¿dónde estoy?
- ¡che! Estás en el lugar de las cosas que nunca tuviste, ¿entendés?
- … vale, colega. Pero tú no tienes pinta de ser argentino…
- ¡La reconcha! Es cierto, soy de Albacete. Pero, ya sabes, está de moda lo de poner acento argentino en los anuncios de TV…
- Comprendo, pero, oye, ¿qué quieres de mí?
- Creo que tenés que contarnos una historia muy singular: la de la novia que nunca tuviste… ¡un relato chévere!
- Oh, cielo santo, pensé que nunca llegaría este momento…. Bien, esto ocurrió hace dieciséis años.
Año 1991. Terminaba la primera Guerra del Golfo. Macaly Calkin triunfaba con la película Sólo en casa y Alemania se reunificaba tras la caída del muro de Berlín. Yo iba al colegio y hacía las chorradas propias de la edad. Entre los compañeros de mi clase, había más chicas que chicos. Había guapas, feas y auténticos engendros. Por ejemplo, estaba J.G., una chica que medía un metro más de lo normal para una niña de su edad.
Un día, en clase, D. Eugenio, un profesor cercano a la jubilación, se sentó a la mesa y exclamó: “¡¡¡Bueno, nenes!!! ¡Tenéis la hora libre, aprovechad para hacer los deberes! ¡Y portaos bien!”. Acto seguido, se recostó sobre la silla y se puso a dormir.
En esas, me lanzan un papelito doblado… Me giro a la jirafón en plan: “¿tú qué andas? ¿quieres problemas o los tienes?” Y ella me dice: “lee el papel… ¡coño!”. Yo miro a D. Eugenio, que duerme a pierna suelta, mientras un hilo de moco le cuelga del bigote. Despliego el mensajito y leo:
“PEDRITO, TE QUIERO ¿TE GUSTARÍA SER MI NOVIO?”
Me vuelvo a girar, alucinado, y ella me indica: “¡¡¡Contesta… joder!!!”. Cojo el boli y escribo: “NO LO SÉ”. Le devuelvo el papel, ella lo lee. Me mira con cara de “tú eres idiota y en tu casa no lo saben”, coge el boli y escribe en la dichosa octavilla, que me vuelve a mandar.
CONTESTA: SÍ O NO (con recuadros en plan formulario)
A lo que le escribo: “¡¡¡QUE NO LO SÉ!!!”. Y le arrojo el papel. De pronto, vi a D. Eugenio mirándome. Se acercó, se limpió el moco, cogió el papel, lo leyó y gritó, jocoso, delante de toda la clase: “¡¡¡¡Pedrito, Don Juan!!!”. Risotada general… ¡tierra trágame!
Después de varios años, volví a ver a J.G, la jirafa humana. Pero entonces no era una chica desgarbada, sino que era un bellezón que quitaba el sentido. Era tan explosiva que, los tipos que iban conmigo, me dijeron: “mira, ¡mira que monumento!””. Yo, en cambio, me hice el tonto, ni dije nada, ni me hice notar. Pasé de largo y no la volví a ver nunca más.
lunes, 29 de octubre de 2007
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9 comentarios:
Acojonante, pero pasa. Hay chavalas que se mejoran con el tiempo una barbaridad...
Virginia, si es que nos recibes desde "León", cuenta la historia del colega aquel... ¿cómo era el mote? El rata, el topo... ¡no me acuerdo! Porque a los niños también les pasa.
El cuervo, Sonia, era el cuervo... y no veas qué espaldas, que percha, qué tío bueno y qué mala pinta tenía con 14 años, cuando éramos coleguitas y era un ser asexual. Luego te lo encuentras por ahí, te llama por tu nombre y te hacen los ojos chirivitas. Así es la vida. Trata bien al prójimo, nunca se sabe cuando el patito feo se va a convertir en un cisne...
Por cierto, ya he vuelto!
Sin duda un elato acojonnate. Solamente corregir que en el río de la plata no decimos "chevere" eso es venezuela y todos esos paísise que viven de la exportación de telenovelas.
Por cierto, que nunca comente no significa que nunca lea...
oye nadie se ha fijado q el payasito es nerea aguado
perdona bonita, yo no soy el payasito, combino mucho mejor los colores!!!!
Y llegó Cachulina, flipada como de costumbre... Pero ¿de qué me sorprendo si según ella el actor de Rapa Nui es Keanu Reeves????????
JODER, AL MARGEN DE LA VESTIMENTA. LA CARITA ESA CON LA SONRISA DE LA AGUADOOOOOOOOO.
SONIA NO TE METAS CNMIGO Q EMPIEZO YO
hombre, si es por sonrisa y si se considera un cumplido, tendré que dar las gracias
muak tocaya
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