Resulta que el viernes pasado me quedé solo en casa, una buena ocasión para hacer un botellón en mi casica sin gastarse la pasta que cuesta emborracharse a cubatas.
Total, que se vinieron Josemi y Alvaro, cuatro pizzas de esas de Casa Tarradellas y tres cartones de vino (que como al final Alvaro no bebía nos las pimplamos Josemi y yo).
Ja ja ja, que si esto que si aquello, cogimos la cámara y empezamos a probar con el temporizador y con enfoques imposibles.
Luego Alvaro se fue y nos quedamos Josemi y yo arramplando con los restos para luego ir a finiquitar la noche en Marengo.
Estaba lloviendo, y el agua moja, pero a esas alturas no importaba demasiado.
Llegamos a Marengo y justo cuando llegamos a la ventanilla la cierran y no venden más entradas.
Vamos a Vai Ven, y a los 5 minutos dejan de vender entradas. Pero, ingénuos de nosotros, como el resto de la fila, nos quedamos media hora esperando a ver si vendían cuando saliera gente. Ni de coña.
Pero bueno, después de todo nos fuimos a la marquesina a esperar a la nocturna. Eran las 4.30, y estabamos calaos.
Allí, esperando esperando, la villavesa no llega, nos ponemos a hablar con unas de Barañáin donde Josemi sacó toda su verborrea. "¿Sabías que los muertos pueden explotar?". Yo no lo sabía, pero menuda forma de ligar.
Dos horas después, seguíamos en la marquesina y ningún autobus nocturno había pasado, con lo cual llegó la 19, nos subimos y acabé a las 7.00 en mi casa, borracho perdido, sin haber entrado en ningún bar y mojado hasta las trancas.
Qué cosas.
2 comentarios:
Doy fe de lo expuesto. Además, añado:
La descomposición de un cuerpo es un largo proceso de emanación de gases.
En ocasiones, un cadaver hincha su estómago con dichas emulsiones a los días de entrar en el estado de putrefacción.
Es entonces cuando los muertos se hinchan y revientan, produciendo un pringoso estallido.
Vaya tres patas pa un banco!!
A ver cuando salgo en esas fotos con vosotros, que ya hay ganas.
Seguid así!!
Besos
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