lunes, 3 de diciembre de 2007

Insomnio

"Hay un abismo entre aquellos que pueden dormir y los que no. Es una de las grandes barreras de la raza humana". Iris Murdoch.


No es que conozca a este novelista, pero Stephen King si le debe de conocer o al menos le ha leído. Motivo por el cual ha elegido esta frase en el comienzo de su novela 'Insomnia', que acabo de leerme. Un libro en el que la incapacidad de dormir es protagonista durante gran parte de sus páginas, aunque luego pasa a un segundo plano para empezar a centrarse en un mundo de colores, asesinos sobrenaturales y médicos calvos y bajitos con tijeras (este hombre tiene una pedrada mental que no se tiene). ¿Y por qué os cuento esto? Para empezar para fardar de la encultura que tengo, que leo libros y estoy en ese ínfimo porcentaje de gente jóven que lee (no como tú, sí tú, ya sabes que me estoy refiriendo a tí). Por otra parte porque también formo parte del bando de los insomnes, no a tiempo completo, gracias a las camareras de escotes generosos y sonrisa imperturbable (es lo que tiene cuando no se es religioso, hay que improvisar los dichos populares), sino más bien a tiempo parcial (lo que significa dormir tres horitas, despertar, dormir media horita, despertar, dormir cuarenta minutos, despertar, cagarme en to los muertos del mundo, adormilarte quince minutillos, despertar, rogar por una muerte rápida y sin dolor...). Aunque hay ocasiones que soy insomne total. Vida dura.
Y os preguntaréis: ¿este tiene insomnio y se pone a leer un libro titulado 'Insomnia? ¡Pues sí, triste que es uno! Pero cuando estas tirado en la cama y ya has probado todas las posturas posibles, con niveles de torsión corporal que ni siquiera sabías que tenías, y con los párpados grapados a las cejas... ¿qué quieres? A mi me consuela saber que hay otros en mi situación, aunque sea un jubilado de ficción en lucha contra poderes sobrenaturales.


La frase que encabeza el texto es una verdad como el Museo de El Prado (una vez más, adpatando dichos populares en pos de una lírica igualitaria y tolerante). La gente que duerme bien nunca sabrá lo que es dormir mal, no hasta que empiece a dormir mal con lo cual será uno de los nuestros (o de la Cossa Nostra... chiste malo, lo siento). La gente que duerme mal sabe lo que era dormir bien, con lo cual se sienten incomprendidos por aquellas personas que duermen bien y no saben lo que es dormir mal. [¿A quedado claro?]

Así que, en interés de unir a estos dos grupos, derribar la barrera que nos separa y abrazarnos todos en común amistad y armonía cantando 'We are the world' (o en su defecto 'la Barbacoa', que es más festiva), he decido contar la experiencia de un insomne... Éste insomne. (yo, para más señas, ya sé que en el blog no se vé cuando me señalo).


00.30 Hora de irse a dormir. Mañana hay que despertarse a las 6.30 y hay que estar despejadillo para la jornada laboral. Te metes en la cama, te arropas tu mismo, te besas tu mismo, te achuchas tu mismo y te dices: "buenas noches, preciosa" y te tiras en cabezazo a la almohada. Inspiras profundamente y resoplas. "Hoy me duermo en ná".
00.45 La cosa esta dificililla. Esta postura no es eficaz, vamos a mirar para el otro lado. ¡¡Aijjjnn, jarlll...!! Ya está. Me recompongo, me arropo de nuevo, me beso otra vez, resoplo... Pues si, se esta más cómodo en esta vertiente. A ver si así...
1.12 Pues no. Estoy cómodo en esta postura pero no hay forma. A ver si en posición fetal se acelera el proceso. ¡¡¡Gnnnnñññaccc!!! Me encojo, me ajusto los ropajes, no me beso, porque sino se me va a subir a la cabeza y voy a pensar que este chico quiere algo o le voy a dar falsas esperanzas.
1.30 Sigo hecho una bola entre las sábanas. Lanzo mi primera mirada al despertador, tras enfocar con mis ojos sin lentillas. Ese puntito verde a la derecha de la hora me recuerda que hay una cuenta atrás para perforarme los oídos con el maldito zumbido del despertador. Mejor que la radio, porque si odio ese zumbido más odio al cantante de turno que me berrea la canción del momento (Bisbal, te voy a poner una denuncia por daños y perjuicios, ya te daré yo Soldados de papel a las seis y media de la mañana).
1.45 Queda menos de cinco horas para la hora H (de ¡¡¡hijo putaaaaaaaa!!!) y esta postura deja de ser eficaz. Me pongo cara arriba y espatarrao. A tomar por culo las sábanas (momento en que recuerdo que estoy en invierno y en Navarra y me arropo rápidamente de nuevo y sin besarme, por idiota).
1.59 La desesperación recorre mi espina dorsal y parte de mis intestinos. Vamos a ver: estoy en una balsa, en el mar, me balanceo con la suave marea... Qué placidez, qué sosiego, qué calma, qué reposo... ¡¡¡QUÉ MIERDA PINCHADA EN UN PALO, QUE NO ME DUERMO!!! Esto no funciona.
2.24 La balsa a encallado y me centro ahora en un jardincito vacío bajo el sol primaveral con la brisa fresca acariciando mi cara. Huelo a clorofila y yerba, qué aroma de naturaleza. Oigo las aguas de una cascada caer en el arroyuelo y el suave vibrar en el suelo del trotar de un cervatillo.
2.29 El prado y el bosque han sucumbido ante mi lanzallamas de la desesperación y ahora me entretengo despellejando al dulce cervatillo que me mira con ojos implorantes.
2.30 Miro el reloj. Quedan cuatro horas. Y me digo: mañana vas a estar muy cansado. Y empiezas a hacer un repaso mental de todo lo que tienes que hacer mañana: salgo a tal hora, cojo el bus, hago esto, "compra huevos y galletas si vas al Carrefour", oigo decir a mi hermana... "y atún", me añado yo.
3.17 Ya he probado más posturas que las del kama sutra y esto sigue sin salir adelante. Me levanto. Enciendo la luz y creo quedarme ciego. Me duelen los ojos y me pesan. La cabeza esta llena de una humareda que apenas me deja ver y pensar. Me levanto y voy a la cocina. "Dicen que un vaso de leche caliente ayuda". Meto el vaso en el microondas y observo alelado como da vueltas el vaso con el mmmmmmmmhhhhhhhhh del microondas. Me lo bebo y a la cama.
3.42 Sigo aquí. Con las sabanas hasta las orejas, igual que antes. Bueno, igual no, ahora tengo las tripas dando vueltas sin parar por el puto vaso de leche. A la mierda los remedios caseros.
4.09 A fuera la almohada.
4.16 Me pongo boca abajo.
4.23 Echo de menos la almohada. Extiendo el brazo y tiento en el suelo. La encuentro y vuelvo a colocarla en su sitio.
4.30 No quiero mirar el despertador. Pero lo miro. Juro por lo bajo, porque no quiero despertar a mi hermana. En mis interioridades suelto alaridos de desesperación.
4.45 Primera fase: Negación. "¡Esto no me puede pasar a mí! ¿Qué he hecho para merecerlo? Saco la basura... a veces, me porto bien con la gente... a veces... ¿Por qué siempre sufren las buenas personas?"
4.52 Segunda fase: Ira. "SU PUTA MADRE, CABRONES DE MIERDA, AAAAAAAAGGGHHHHH". Me revuelvo en la cama como la niña del exorcista, las sábanas se convierten en un nudo imposible (que al llegar la calma deberé desatar), improperio, blasfemo, denigro, descalifico e incluso insulto al maldito duende que no me deja dormir... putos Heroes del silencio.
5.06 Tercera fase: Negociacón: "Venga, si duermo ahora dormire una horilla, déja que me duerma, vamos, qué te cuesta". Suplicas, ruegas, imploras, mendigas... Pero nada.
5.27 Te replanteas tu fe e incorporarte a alguna religión. "Cristo, Alá, Mahoma, Buda, Papá Noel, Ratoncito Pérez, Chuck Norris, Bruce Springsteen... quién sea". Cualquier cosa con tal de cerrar los ojos y disfrutar de unos minutillos de sueño REM, sano, reconstructivo y reconfortante.
5.34 No me quito de la cabeza "Losing my religion". ¡Puto REM!
5.47 Agonizo. Gritos silenciosos en la penumbra de la habitación. Miro el reloj... 5.49 Cuarta fase: Aceptación. "Sé que no voy a dormir, hoy va a ser un día horrible, la vida es una mierda, todos vamos a morir, el amor verdadero no existe y los reyes son los papás".
6.12 Me retuerzo frustrado entre las sábanas empapadas en sudor. Me entra un tirón en la pierna derecha por la incómoda postura que se ha demostrado ineficaz lo que me obliga a adoptar otra postura aun más ineficaz para que no me duela la pierna.
6.29 Apago el despertador antes de que suene. Enciendo la luz con un manotazo. Me quito las sábanas con furia espartana, me siento en la cama, me quedo mirando el vacío con la extraña sensación de que alguien se está descojonando de mi. Me quito las legañas. No me beso, no estoy de humor para aguantar a este tio. Voy a hacerme un cafetazo.

Mi madre, insomne confesa (lo cual en momentos de desvelo ha hecho que analice las posibilidades genéticas de este padecimiento con el consiguiente resentimiento hacia el maldito genoma familiar que me esta jodiendo las noches, para luego, horas de insomnio después, perdonarle, ya que él sólo está haciendo aquello para lo que ha nacido), me habló de sus técnicas para dormirse.
1) Contar. Contar ovejitas, cochecitos, modelos de playboy saltando a una piscina de barro (cada cual tiene sus técnicas, oiga), o contar simples números. Mal, muy mal. No sólo no duermes sino que te deprimes. Porque te dices: "Mierda, voy por el 4.763 y todavía sigo aquí".
2) Una variante: contar números primos. Mal, mal, ¡PEOR! Empiezas fácil: 1, 3, 5, 7, 11... Pero llega un momento en que dudas de si tal número es primo o no. Comienzas a dividirlo con varios números para ver si sale decimal o número entero, con lo cual te empiezas a rayar con el dividendo, divisor, cociente y resto (me llevo una... no,no... espera... 8x3= 27... no, ¿26? Ahora muevo la coma o no la muevo... ¿Cuál es el logartimo neperiano de '¡vete a la mierda!'?), que acabas más despierto que al principio.

Y eso es todo. Hoy he vuelto a no dormir y vuelvo a ir al trabajo pareciendo un oso panda. Algún día me daran una ramita de bambú. ¡Oye, igual ayuda a conciliar el sueño!

5 comentarios:

TXAPA dijo...

Un post larguillo. ¡Vale, es verdad, pero al menos vosotros habéis dormido! ¡Cabrones!

ne dijo...

te entiendo
dios, como te entiendo!
pero gracias al insomnio he leído una cantidad de wenos libros increíble, a veces creo k alcanzo hasta el nirvana, xk algún sentido tendrá el cansancio físico que me invade hasta sentir mi cuerpo como muerto mientras mis ojos penetran en la oscuridad y mi mente alcanza grados de lucidez demenciales
digo yo

Virginia dijo...

Lo bueno si breve... Jesús por dios! Nos encantan tus idas de olla y reflexiones profundas, pero abrevia!!! que nos dejamos los ojos en la pantalla!

TXAPA dijo...

Acaba de salir un estudio en el que dicen que los jóvenes españoles no leemos. Lo único que hago es intentar suplir esa carencia, pa que se note que tenemos cultura.

Virginia dijo...

Yo ya no soy joven, así que estoy en mi derecho de no querer leer y ser una inculta!