Slumdog Millionaire
La ganadora de los Oscars. Lo cual, a veces no quiere decir mucho. Y en este caso estaba cantado el premio (estamos en crisis y el público indio, con todo el poder de Bollywood detrás, es demasiado atractivo como para tenerlo descontento). Sin embargo, politiqueos cinematográficos aparte, esta película lo merece. No era una competencia muy dura. El resto, o se pierden en los efectos especiales ultrainnovadores, o son un descafeinado drama político (con el delíto de que acabas sintiendo pena de Nixon), o se valen del peazo trabajo de un actor recuperado (pero la historia ya la hemos visto cien veces, la único diferente es que ahora es un luchador y no, por ejemplo, una cajera de supermercado).
Poco tiene que ver esta peli con la que le dio a conocer a Danny Boyle: Trainspotting. Ni con las que le siguieron: La Playa, 28 días después, Sunshine... Si se le nota en su estilo. Con ritmo y mezclado con la música. Si estuvieramos en clase de arte, con el señor Thetower, nos diría que esta película corresponde a la etapa de madurez de Danny Boyle. Se acabaron las bestialidades de heroinómanos y zombis. Cambiemos de tono. Y lo hace con una historia, reflejo de la pobreza en la India, pero con mucho de fábula y cuento de hadas detrás.
Un muchacho de la calle, que malvive como 'chico del te' en una teleoperadora, se hace multimillonario de la noche a la mañana. Pero nadie se lo cree. Y le detienen porque piensa que hace trampas. No me esperaba que contarán la película de la manera que lo cuentan, igual por eso me ha gustado tanto. Salim, el protagonista se vé obligado a repasar el concurso con la policía y demostrar cómo respondió correctamente a todas las preguntas. No es porque sea un genio. Es su vida, en toda su crudeza, la que le ha dado la experiencia para resolverlas. Cada pregunta le remite a un momento de su vida y, gracias a ellas, repasamos su infancia y los momentos clave de su vida hasta llegar hasta donde está hoy. Sobreviviendo, escapando, robando y luchando.
En todos esos momentos, tienen una especial importancia Latika, el gran amor de Salim, que irá entrando y saliendo de su vida a lo largo de la película. Un amor imposible por el lugar en el que viven. La pobreza, la violencia, la muerte y el asesinato, las mafias, la necesidad de sobrevivir. Todo ello les mantiene lejos el uno del otro.
Todo ello hace una radiografía de la India. Niños inocentes que se convierten en ladrones; adolescentes que se convierten en asesinos; turistas estúpidos que reflejan el desequilibrio con occidente; las inclemencias de la pobreza y la maldad de quienes se aprovechan de la miseria. Al ritmo del concurso ¿Quieres ser millonario?, cuya última pregunta mantuvo en vilo (en mi caso) a toda la sala de cine.
Podría ser más dura, más cruda e injusta. Más realista. Pero no es cómo se ha querido contar esta historia y no es lo que prentende. No se le puede reprochar eso. Se trata de una fábula de amor, con aventura, historias de amistad y lealtad, cubriendo en parte un componente final de denuncia social.
lunes, 23 de febrero de 2009
lunes, 16 de febrero de 2009
La concejala antropófaga
Ya parecía que Almodovar se estaba licuando poco a poco en cada una de sus películas. No se cómo será la nueva pero este corto recupera lo mejor de este tio que, con lo características que son sus películas, no ha sido entendido por mucha gente (que al final definían su cine como "películas de putas y transexuales").
En este corto, sin meter ninguna prostituta, gay, lesbiana o transexual, echa mano de los diálogos que tanto gustaban. Con mala leche, provocando, sin miedo a quién le pueda remover por dentro (básicamente los que le califican como "cine de putas y transexuales").
viernes, 6 de febrero de 2009
Esto no es Saturday Night Live (Parte 1)
Cutre, sin gracia, muy simple, con plagios descarados al original, pero, sobre todo, decepcionante. Y sí, estoy enfadado. Una vez más nos prometen que se van a hacer las cosas bien en nuestra televisión, y una vez más nos demuestran que siguen haciendo lo mismo de siempre. Programas preparados deprisa y corriendo, sin apenas planificación y sin currarse los guiones (si trasladas el trabajo de la NBC, traslada también su forma de trabajar).
Hoy se palmean en la espalda con el 13'6% de share. Normal el resultado. A fin de cuentas era un programa que provocaba una curiosidad absoluta. ¿Puede ser este SNL como el SNL americano? No. Al menos no tal y como lo están haciendo. Y de seguir así les dejó una temporada y una cancelación en el verano.
Desatinados en todo momento. Sin saber cómo desenvolverse con un producto tan grande y además en directo. Algo que no dejaron de recordarnos cada dos por tres con el rotulico de "directo" o prolongando el final de los sketches para que se viera como recogían el decorado a todo correr (sabemos lo que es el directo y la gracia está en que no se note).
Sketches y chistes que no se alejan en absoluto de lo que nos tienen acostumbrados, degradando en ocasiones al chiste machacón de la España profunda (ese cencerro de los Barón Rojo, por favor). Y la mejor muestra era el personaje invitado: Antonio Resines... corrijo, Diego Serrano. Este tio parece que, en comedia, no sabe hacer otra cosa que gesticular con las manos y tartamudear. Sólo le faltaba sacar la escobilla del bater y decir: "que te doy con la escobilla".
No se han atrevido con el formato. Mucha declaración de: "quiero que sea como el original", pero nada. Lo único que se acercaba al original era el sketch del acoso sexual (con el que me reí) y el del restaurante italiano (con el que no me reí). Intentaron ser provocadores con el sketch de "crema para penes" (un sketch que habrían bordado en el SNL USA), sin embargo, no dejaba de tener ese tufillo de "jur jur jur, ¡hemos dicho pene!, jejejejeeje".
Esto es un sketch de SNL:
Parodia del final de la 2ºtemporada de O.C.
Surrealistas, absurdos, sin nigún sentido en ocasiones, pero te partes.
Hoy se palmean en la espalda con el 13'6% de share. Normal el resultado. A fin de cuentas era un programa que provocaba una curiosidad absoluta. ¿Puede ser este SNL como el SNL americano? No. Al menos no tal y como lo están haciendo. Y de seguir así les dejó una temporada y una cancelación en el verano.
Desatinados en todo momento. Sin saber cómo desenvolverse con un producto tan grande y además en directo. Algo que no dejaron de recordarnos cada dos por tres con el rotulico de "directo" o prolongando el final de los sketches para que se viera como recogían el decorado a todo correr (sabemos lo que es el directo y la gracia está en que no se note).
Sketches y chistes que no se alejan en absoluto de lo que nos tienen acostumbrados, degradando en ocasiones al chiste machacón de la España profunda (ese cencerro de los Barón Rojo, por favor). Y la mejor muestra era el personaje invitado: Antonio Resines... corrijo, Diego Serrano. Este tio parece que, en comedia, no sabe hacer otra cosa que gesticular con las manos y tartamudear. Sólo le faltaba sacar la escobilla del bater y decir: "que te doy con la escobilla".
No se han atrevido con el formato. Mucha declaración de: "quiero que sea como el original", pero nada. Lo único que se acercaba al original era el sketch del acoso sexual (con el que me reí) y el del restaurante italiano (con el que no me reí). Intentaron ser provocadores con el sketch de "crema para penes" (un sketch que habrían bordado en el SNL USA), sin embargo, no dejaba de tener ese tufillo de "jur jur jur, ¡hemos dicho pene!, jejejejeeje".
Esto es un sketch de SNL:
Parodia del final de la 2ºtemporada de O.C.
Surrealistas, absurdos, sin nigún sentido en ocasiones, pero te partes.
miércoles, 4 de febrero de 2009
Proximamente en Torrego's cofi...
Fiona y Kitty preparan una de sus hazañas memorables...
Todos y cada uno de los lectores de este blog estarán implicados en una nueva aventura virtual, también aquellos que hace días que no nos visitan. Una historia de acción, con dósis de ternura, amor, pasión... y, sobre todo, mucho humor.
El retorno de Aragon Power está muy cerca. Ahora ya lo sabéis. Sólo queda esperar al gran día del estreno, que será convenientemente anunciado.
Como rezaba aquel anuncio de televisión sobre los "jijoe": Próximo episodio en tu casa.
Todos y cada uno de los lectores de este blog estarán implicados en una nueva aventura virtual, también aquellos que hace días que no nos visitan. Una historia de acción, con dósis de ternura, amor, pasión... y, sobre todo, mucho humor.
El retorno de Aragon Power está muy cerca. Ahora ya lo sabéis. Sólo queda esperar al gran día del estreno, que será convenientemente anunciado.
Como rezaba aquel anuncio de televisión sobre los "jijoe": Próximo episodio en tu casa.
martes, 3 de febrero de 2009
Hay que ser ingénuos
Gol de Wyoming a Intereconomía (lo siento José, pero ha sido así).
Y es que, vista la afición que tiene la Sexta por colar cosas a las demás cadenas (empezó 'Sé lo que hicisteis' con su www.salvarajulianmuñoz.com; le siguió el follonero y la lotería lavada; y ahora esto).
Una cadena que se esfuerza en demostrar cómo cualquier noticia, sea verdad o no, si es atractiva o morbosa cuela. Lo de contrastar ya es otra cosa (p.d. cierto que lo de la lotería habríamos caido todos... quién iba a desconfiar de esa señora tan maja).
Y es que, vista la afición que tiene la Sexta por colar cosas a las demás cadenas (empezó 'Sé lo que hicisteis' con su www.salvarajulianmuñoz.com; le siguió el follonero y la lotería lavada; y ahora esto).
Una cadena que se esfuerza en demostrar cómo cualquier noticia, sea verdad o no, si es atractiva o morbosa cuela. Lo de contrastar ya es otra cosa (p.d. cierto que lo de la lotería habríamos caido todos... quién iba a desconfiar de esa señora tan maja).
lunes, 2 de febrero de 2009
Kayegeros
Genial la parodia de Callejeros que se marcó el follonero ayer.
- "Estamos en el barrio del Pan Bendito... El Panben".
- "¿Nos enseñas otra vez el bocata? ¡Joder qué pesao, de chorizo!"
domingo, 1 de febrero de 2009
¿Tocar madera?
Nunca he sido una persona supersticiosa. No creo en que pasar por debajo de una esaclera traiga consigo mala suerte, ni que se cruce un gato negro, ni limpiar la mesa con servilletas de pepel, ni tirar la sal, ni los martes y trece, ni romper un espejo, ni brindar sin mirarse a los ojos, ni abrir un paraguas en el interior de una casa, ni cruzarse con un pelirrojo sin tocar algo blanco a la vez… NADA. ¿Y sabéis por qué? Porque la mala suerte está ahí SIEMPRE, acechando, esperando un momento crucial para cebarse contigo. No importa que sea martes, sea viernes, te hayas despertado con el pijama del revés o hayas pisado un buen zurrute (lo cual puede dar toda la suerte del mundo, pero no pienso hacerlo a idea jamás). Está en la sombra, vigilando, esperando paciente su turno.
Ya ha llegado su momento y lo ha disfrutado al máximo. “Al que madruga dios le ayuda”. ¡Y una mierda! Como todos los domingos, me he levantado a las 6.30 de la mañana, he visto el panorama callejero en el que los nocturnos retornan a su letargo con serias dificucltades para mantenerse en pie. He llegado al trabajo, he hecho frente a mis obligaiones, he sufrido para tener algo que contar durante media hora en un domingo soso de narices, pero cuando llegaba el momento, llega el mallorquín de la raquetita mágica y se dispone a acabar con el campeonísimo llorón, muuuuy lentamente. Resultado: “No tenéis informativo, habéis trabajado un grandioso domingo para nada”, nos ha comunicado la suerte en la voz de un redactor madrileño.
“Bueno, la tarde será otra cosa”, he pensado inocentemente. Pero una vez más, la suerte iba a sorprenderme. He llegado a casa muerta de hambruna y me encuentro con la mejor sorpresa del día, la que la suerte ha decidido brindarme como traca. Un desgraciado, probablemente alcohólico desfasado amante de la velocidad, se ha estrellado esta misma noche contra mi coche, correctamente estacionado. Ni una nota, ni rastro de su hazaña, a excepción de mi rueda reventada, el lateral rallado, el retrovisor y el parachoques delantero colgando.
¡Oh, suerte! ¿ Qué te he hecho yo para ser hoy tu juguete? Pero no tenía suficiente, tenía que hacer que lloviera para que fuese a la estación de tren, con más de un resbalón, tenía que partir el mango de mi paraguas en un movimiento en falso, tenía que evitar que los conductores de los autobuses me abrieran la puerta llenando el vehículo de viajeros que no estaban dispuestos a pasar a la plataforma trasera.
Y me pregunto: “¿Qué otra sorpresa tendrá mi “amiga mala suerte” en mi trayecto de vuelta a casa cuando salga del trabajo?”. Eso sólo lo sabe ella, la maldita y retorcida mala suerte.
No, nunca he sido supersticiosa. Ni lo seré.
Ya ha llegado su momento y lo ha disfrutado al máximo. “Al que madruga dios le ayuda”. ¡Y una mierda! Como todos los domingos, me he levantado a las 6.30 de la mañana, he visto el panorama callejero en el que los nocturnos retornan a su letargo con serias dificucltades para mantenerse en pie. He llegado al trabajo, he hecho frente a mis obligaiones, he sufrido para tener algo que contar durante media hora en un domingo soso de narices, pero cuando llegaba el momento, llega el mallorquín de la raquetita mágica y se dispone a acabar con el campeonísimo llorón, muuuuy lentamente. Resultado: “No tenéis informativo, habéis trabajado un grandioso domingo para nada”, nos ha comunicado la suerte en la voz de un redactor madrileño.
“Bueno, la tarde será otra cosa”, he pensado inocentemente. Pero una vez más, la suerte iba a sorprenderme. He llegado a casa muerta de hambruna y me encuentro con la mejor sorpresa del día, la que la suerte ha decidido brindarme como traca. Un desgraciado, probablemente alcohólico desfasado amante de la velocidad, se ha estrellado esta misma noche contra mi coche, correctamente estacionado. Ni una nota, ni rastro de su hazaña, a excepción de mi rueda reventada, el lateral rallado, el retrovisor y el parachoques delantero colgando.
¡Oh, suerte! ¿ Qué te he hecho yo para ser hoy tu juguete? Pero no tenía suficiente, tenía que hacer que lloviera para que fuese a la estación de tren, con más de un resbalón, tenía que partir el mango de mi paraguas en un movimiento en falso, tenía que evitar que los conductores de los autobuses me abrieran la puerta llenando el vehículo de viajeros que no estaban dispuestos a pasar a la plataforma trasera.
Y me pregunto: “¿Qué otra sorpresa tendrá mi “amiga mala suerte” en mi trayecto de vuelta a casa cuando salga del trabajo?”. Eso sólo lo sabe ella, la maldita y retorcida mala suerte.
No, nunca he sido supersticiosa. Ni lo seré.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)