Sin molestarse por la extraña presencia del señor con espuma en la cara, mi siniestro amigo sigue hablándome:
- La familia es lo primero
- … ¡Lo primero! Sí, señor
- Y el jefe no me ha querido llevar… qué cabrón.
- Qué mal, qué mal
- Nos conocemos desde hace ocho años
- … es que no hay derecho, hombre.
El de la gabardina se me queda mirando fijamente. Yo disimulo mi inquietud. Él esboza una sonrisa entre la crema blanca de su cara. Mi colega sigue largando:
- Cuando le pille se va a enterar. Le voy a decir, “tú, ¿de qué vas?”
- … eso, eso.
- Le voy a poner las pilas.
- Jjejejej (risa nerviosa).
- Le voy a poner... ¡pilas alcalinas!... pilas alcalinas, ¿tú sabes?
- Jejejej (risa más nerviosa)… ahí, ahí.
El de la gabardina se empieza a reír también. Ahí estábamos, los tres tipos más raros del mundo riéndonos sin tener ni puta idea de qué. El hombre de la cara quemada continúa contando sus divertidas ocurrencias:
- Me quitaron el carnet, tú
- ¿ah, sí?
- Por…- hace gesto de pimplar con una botella-.
- Entiendo, entiendo.
El de la cara de espuma se baja de la villavesa y se va por la calle hablando solo.
- ¿tú entiendes?
- (me acojono) em… sí… bueno… no sé… quiero decir, sí.
- Entiendes
- (me acojono más) claro, conducir borracho… sí, entiendo.
Llega la parada del tío y éste se baja. Se me despide cordialmente con la mano desde la acera. Me quedo a solas con la rubia, otra vez. En esas que la rubia me habla:
- ¡Menos mal que se han ido!
- Bufff… el uno y el otro, ¡qué espanto!
La rubia sonrío, luciendo una espantosa sonrisa amarilla. (¡¡¡¡¡¡¡¡FIN!!!!!)
- La familia es lo primero
- … ¡Lo primero! Sí, señor
- Y el jefe no me ha querido llevar… qué cabrón.
- Qué mal, qué mal
- Nos conocemos desde hace ocho años
- … es que no hay derecho, hombre.
El de la gabardina se me queda mirando fijamente. Yo disimulo mi inquietud. Él esboza una sonrisa entre la crema blanca de su cara. Mi colega sigue largando:
- Cuando le pille se va a enterar. Le voy a decir, “tú, ¿de qué vas?”
- … eso, eso.
- Le voy a poner las pilas.
- Jjejejej (risa nerviosa).
- Le voy a poner... ¡pilas alcalinas!... pilas alcalinas, ¿tú sabes?
- Jejejej (risa más nerviosa)… ahí, ahí.
El de la gabardina se empieza a reír también. Ahí estábamos, los tres tipos más raros del mundo riéndonos sin tener ni puta idea de qué. El hombre de la cara quemada continúa contando sus divertidas ocurrencias:
- Me quitaron el carnet, tú
- ¿ah, sí?
- Por…- hace gesto de pimplar con una botella-.
- Entiendo, entiendo.
El de la cara de espuma se baja de la villavesa y se va por la calle hablando solo.
- ¿tú entiendes?
- (me acojono) em… sí… bueno… no sé… quiero decir, sí.
- Entiendes
- (me acojono más) claro, conducir borracho… sí, entiendo.
Llega la parada del tío y éste se baja. Se me despide cordialmente con la mano desde la acera. Me quedo a solas con la rubia, otra vez. En esas que la rubia me habla:
- ¡Menos mal que se han ido!
- Bufff… el uno y el otro, ¡qué espanto!
La rubia sonrío, luciendo una espantosa sonrisa amarilla. (¡¡¡¡¡¡¡¡FIN!!!!!)
5 comentarios:
Pero esto no puede acabar así!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Me he quedado peor de lo que estaba!! Por qué llevaba espuma de afeitar en la cara??
Por qué la rubia buenorra abrió la boca PA´ CAGALLLLLLA?????
Insisto: ¿es real?
No sólo es real, sino que lo que pasó fue todavía más surreal.
El tío tenía la cara con espuma de afeitar y, antes de sentarse en el asiento, se sentó en el suelo de la villavesa.
Y el de la cara quemada era más violento de lo que he reflejado.
Insisto, ¡increíble!
por cierto, gracias por tu interés.
un beso,
Jodooooo, siempre se ha dicho que la realidad supera a la ficción, pero esto es la caña de la montaña (homenaje a la Tejo).
El novio de mi amiga Meli dice que vivo en Smallville porque lo que no me pase a mí es que no puede pasar... Entonces, ¿tú dónde vives? Otro beso pa ti!!
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