Zaragoza city, 10:00 a.m.
Kitty se reúne con el equipo de F.S.I (Folling Scene Investigation) fuera de sus instalaciones por aquello de mantener el anonimato y, sobre todo, la esterilidad del lugar... Una de las Folling Girl no se anda con rodeos:
-Y... ¿cómo dice usted que es la bestia?
En un alarde de fino olfato periodístico, Kitty responde a las dudas internas de la investigadora:
-No, no exagero... créame que es terrorífico. Tanto es así que hasta en las altas esferas se habla del asunto y no son ustedes las únicas con dudas.
-Pero... quizá haya una explicación para este fenómeno...
-Un fenómeno, usted lo ha dicho señora Folling. Él dice que se trata del efecto de algo misteriosísimo... LA BADANA
-Lo estudiaremos, no se preocupe, pero por favor, Kitty, no nos haga esperar más... queremos ver ese documento.
Las Folling Girl consiguen a duros penes, digo... a duras penas disimular sus gestos de asombro y alegría a partes iguales y, tras despedirse de su clienta, se expresan con total libertad. La bocachancla de Warrik-a Braun se dirige a su compañera, Horacia Kat
-Horacia, pero ¿tú has visto cosa igual?
-Es una cosa tremenda, Warrik-a, ¡¡no puede ser real!!
-Lo sé Horacia, lo sé y lo temo, por eso debemos comenzar nuestra investigación cuanto antes. Veamos qué obtenemos tirando del hilo de la badana.
-Según este texto del doctor Agapito Grandes, no es más que una pieza que se coloca en el interior del culotte de los ciclistas para proteger el elemento que nos ocupa. Pero ¿qué forma tiene una badana? Horacia, hazte un Google, anda...
-Warrik-a, observa esta forma y compárala con la foto que nos ha facilitado nuestra clienta.
-Bravo, Horacia, no es una badana lo que vemos, sino una banana... y si nuestro pionero programa de medidas por comparación no nos folla... ¡¡¡¡¡¡falla, por dios, falla!!!!!! podremos demostrarle al mundo entero que estábamos en lo cierto, amiga.
Mientras Warrik-a Braun recaba la información sobre la altura real del individuo consultando su ficha médica convenientemente robada, Horacia indaga en el pasado del macho en cuestión y descubre 2 escalofriantes documentos.
-Warrik-a, no te lo vas a creer, pero existen antecedentes de esta historia... Al parecer protagonizó un escándalo el día del deporte en su facultad junto con un profesor. Éste declaró textualmente a una alumna: “vaya con el pollito de tu amigo”.
-Horacia... creo que su árbol genealógico podrá decirnos algo
-Ya lo tengo y es definitivo: mira el origen de su antepasado número 5
La guarida de las Folling Girls arde (por todo un poco, la ebullición de la actividad, el asunto que se trata...)
-Si este hombre mide 184 centímetros y aquí en la foto son 34... El tiburón lo taso en 8, así que haciendo la regla de 3... Jodido programa, tengo que perfeccionarlo, pero vamos, más o menos este bicho debe de rondar los 22 ó 24 centímetros.
-¡En reposo?
-Sí, Horacia, en reposo...
Zaragoza city, 08:00 p.m.
-Madre mía... madre mía... madre míaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa- El vocabulario de Folling Girl se ve drásticamente reducido ante el sobre abierto que contiene la resolución del laboratorio de NoMásPhotoshop- El fallo es claro: la fotografía que remitimos NO está trucada. Kitty, esto sólo significa que estaba usted en lo cierto cuando decidió llamar anoche al laboratorio.
-Gracias Folling Girls... Me quedo más tranquila sabiendo la verdad.
-Horacia, tú que eres tan de frases finales... dile algo a la señora, anda.
-La verdad está ahí fuera, Kitty... –y se puso sus gafas de sol deslumbrada por el brillo de una promesa, aquella badana que existía y que, sí, ohhh yeah, estaba ahí fuera.
miércoles, 1 de diciembre de 2010
F.S.I. RETURNS
Zaragoza city, 9:30 p.m.
El repetitivo y porculero timbre de un teléfono se deja oír en la lejanía, pero ella no mueve un sólo (le pongo tilde porque me sale de ahí... llamadme rebel.lde si queréis) músculo para contestar a esa impertinente llamada.
Algo vibra bajo los cachetes de su enorme culo y está taaaaaan a gusto que casi olvida que tan agradable sensación proviene, al igual que el misterioso ring ring, de su celular. Pero ¿es posible después de tanto tiempo?
Al otro lado de la línea, Kitty rebuzna improperios contra ella. Como sea tan lenta para todo... Será tan jodidamente torpe que seguramente ni sabe qué tecla sirve para descolgar o puede que no le salga de los coj
-¿Digamelón?
-coj... esto... (no me jodas, si ha descolgado la mujer desactualizada) Hola, ¿hablo con Folling Girl?
-La misma que viste y calza canoas
-Folling Girl, por favor, ¡¡¡¡¡¡¡ayúdame!!!!!
CONTINUARÁ...
El repetitivo y porculero timbre de un teléfono se deja oír en la lejanía, pero ella no mueve un sólo (le pongo tilde porque me sale de ahí... llamadme rebel.lde si queréis) músculo para contestar a esa impertinente llamada.
Algo vibra bajo los cachetes de su enorme culo y está taaaaaan a gusto que casi olvida que tan agradable sensación proviene, al igual que el misterioso ring ring, de su celular. Pero ¿es posible después de tanto tiempo?
Al otro lado de la línea, Kitty rebuzna improperios contra ella. Como sea tan lenta para todo... Será tan jodidamente torpe que seguramente ni sabe qué tecla sirve para descolgar o puede que no le salga de los coj
-¿Digamelón?
-coj... esto... (no me jodas, si ha descolgado la mujer desactualizada) Hola, ¿hablo con Folling Girl?
-La misma que viste y calza canoas
-Folling Girl, por favor, ¡¡¡¡¡¡¡ayúdame!!!!!
CONTINUARÁ...
miércoles, 28 de abril de 2010
San Fermin 2011
¡¡¡Pamplonesesssssss... pamplonesassssssss... navarros que viven cerca de Pamplona, como en el pueblo de Barandanway, pero que aun así tb consideran los Sanfermines sus fiestaaaaaaasssssss!!!... un año más tenemos nuestro repertorio de carteles de Sanfermines para que la ciudadanía democráticamente vote. Así podremos decir la frase tan manida de “el cartel de todos los navarros y navarras”. Que no será tal, aunque salga el cartel que me gusta, por dos razones. La primera es que de los ciento y pico carteles presentados, estos ocho han sido preseleccionados por el Ayuntamiento. La segunda es que de estos preseleccionados, únicamente pueden votar los empadronados en Pamplona. Y vista la elección, o bien los que se han quedado en el tintero era para abofetear con el porrón de vino al creador, o entre los responsables del Consistorio hay “cráneos privilegiados” que no saben muy bien por donde les viene el aire. Porque entre los finalistas los hay originales en plan bien, originales en plan mal, originales en plan “pero qué cojones es esto”, originales surrealistas y los tradicionales que nos regalan cada año. Así que vamos a abordar uno a uno los ocho candidatos para ver cuál será el agraciado que empapele las calles de Pamplona y se luzca en camisetas, pancartas y anuncios de Turismo.
1- El tradicional con toques de pop-art
Empecemos por los fáciles. Este autor a cogido la figura del santo y lo ha representado una docena de veces uno encima del otro. No queda mal. Lo digo en serio. No lo odio ni nada por el estilo. Colores simples, formas simples. Resultón. Quizá no le queda bien ese fondo negro. Un poco triste y desangelado. No me acaba de convencer. Una de mi curro dice que le gusta porque, a parte de que es el santo, tiene un toque a matriuskas rusas. Bueno, pues sí, le da un aire. Pero no me acaba de gustar. Aunque es uno de los que más papeletas tiene de salir. Por lo de tradicional y eso (que en Pamplona la mayoría de los que votan son viejales no muy amigos de salirse de los preestablecido). Voto BUENO VA, SI SALE NO ME CAGO EN TUS MUERTOS
2- El más tradicional todavía
Y es que, no sé por qué, pero con este cartel tengo una sensación de deja vu. El toro es el motivo recurrente por excelencia, pero eso de formar la figura con lo fecha me suena… No sé si se habrá hecho antes. Es simple pero directo. Rojo intenso, el de la fiesta, y el toro del encierro. Directo al grano. Y como cartel enorme anunciador, es más efectivo que todos los demás. Pero me cansa ese uso del toro o del cuerno que se repite año tras año. Voto NO.
3- El tradicional/curioso/experimental
Este tiene algo. Esos trazos torpes, ese aire de boceto le da un toque sencillo que me mola. Dentro de los tradicionales yo apuesto por este como cartel anunciador. No es mi favorito pero si tiene que salir otro me gusta este. Además, el autor a jugado con los puntos de vista… o eso quiere hacernos creer. Porque (siempre según el autor) este no es un cartel… son dos. Por un lado vemos al santo (así nos los señala con una flecha), pero si nos ponemos haciendo el pino-puente nos encontramos con que la figura al revés es la del toro (nuevamente el toroooooooo). Y… bueno, sí. Si le das la vuelta se puede ver algo que se intuye como un toro, haciendo un gran ejercicio de imaginación. Están lo que parece la cabeza y los cuernos… Muy cogido por los pelos, pero si nos dicen que está ahí vamos a decir que “nos lo creemos”. Venga va, marcamos barco como animal acuático. Voto TAL VEZ
4- El pseudo collage pixelazo
Volvemos al santo, formado por un montón de triangulitos que no son otra cosa que los pañuelos de sanfermin. Un poco confuso para mi gusto. No quiero decir que no se vea la forma del santo pero a mí, se me hace incómodo de ver. Voto NO CHAVAL, NO
5- El iluminao (1)
Y es que este año nos han reservado a dos iluminados que se han querido salir de originales. Aunque desde mi punto de vista este tio es un vago de cojones que se ha pasado de pedante estiloso. Este tío, que no tiene más imaginación que un pez de colores, estaba dando vueltas en la silla hasta que su vista se posó en el diccionario de Larousse tan abandonado hoy en día. Miró Sanfermines y como vulgarmente se dice “Ctr + C ; Crt + V” que para los no entendidos es cortar y pegar. Me recuerda muchísimo a otro cartel iluminado de años anteriores en la que un tipo puso la letra del “Uno de enero” y aportó unicamente el bilingüismo en “a Pamplona/Iruña hemos de ir”. Que se le agradece que tenga en cuenta los dos idiomas oficiales de Navarra (que deberían estar presentes en el cartel finalmente elegido), pero lo que pasa por original es un “anda, vete para casa chaval, que me tienes contento”. Voto A TU CASA FLIPAO!!!
6- El iluminao (2)
Pero si el de antes pecaba de vagancia y decía que poco o nada se ha devanado los sesos para crear su propuesta, aquí nos encontramos con un tipo que ha puesto sus cabeza en pilóto automático. Que lo más lejos que ha ido ha sido al armario y sacar esa camiseta de “I love NY”. Quita NY por Sanfermín. Cambia el corazón por un pañuelico. Y tate, aquí hay tomate. Voto NI DE COÑA O ME ARRANCO LOS OJOS. Y es que este cartel es ideal para la venta de camisetas entre los guiris, pero no para cartel. Para el cartel es un dolor de ojos y de corazón.
7- El puntillista
Me costó comprender qué es lo que quería explicarme el autor con este cartel. ¿Quiere formar la S de Sanfermín con los puntos negros? ¿Se suponde que tenga que ver un santo en 3D si me acerco mucho? Pues no. Es todo más sencillo. Puntos blancos: mozos. Puntos negros: toros. Idea: encierro. Demasiado conceptual. Voto POR UN PELO SÍ… PERO NO.
8- El de las bolas
Bolas, canicas, llamemoslo como queramos. Este es el cartel original que ES original. Unas bolas de billar negras y grandes representando los toros, rodeados de pequeñas canicas rojas/blancas que representan a los mozos en el encierro. Vale, la idea no es original, es el puto encierro. Pero la forma de representarlo es muy original. Y se entiende (no como el puto poster de la lavadora del año pasado que nadie sabia cuál era el mensaje: ¿un insulto y nos llamban guarros?). Desde el principio sabemos lo que es, pero lo hace sin optar por la forma del toro ni del mozo, sino por las formas sencillas y el color. Muy vistoso. Me gusta. Voto SI (pero no va a salir).
P.D. Hago este post por petición popular de Vir pero, sobre todo, por la indigna actitud del Panfleto de Cordovilla que ha ignorado vilmente mi opinión como ciudadano.
1- El tradicional con toques de pop-art
Empecemos por los fáciles. Este autor a cogido la figura del santo y lo ha representado una docena de veces uno encima del otro. No queda mal. Lo digo en serio. No lo odio ni nada por el estilo. Colores simples, formas simples. Resultón. Quizá no le queda bien ese fondo negro. Un poco triste y desangelado. No me acaba de convencer. Una de mi curro dice que le gusta porque, a parte de que es el santo, tiene un toque a matriuskas rusas. Bueno, pues sí, le da un aire. Pero no me acaba de gustar. Aunque es uno de los que más papeletas tiene de salir. Por lo de tradicional y eso (que en Pamplona la mayoría de los que votan son viejales no muy amigos de salirse de los preestablecido). Voto BUENO VA, SI SALE NO ME CAGO EN TUS MUERTOS
2- El más tradicional todavía
Y es que, no sé por qué, pero con este cartel tengo una sensación de deja vu. El toro es el motivo recurrente por excelencia, pero eso de formar la figura con lo fecha me suena… No sé si se habrá hecho antes. Es simple pero directo. Rojo intenso, el de la fiesta, y el toro del encierro. Directo al grano. Y como cartel enorme anunciador, es más efectivo que todos los demás. Pero me cansa ese uso del toro o del cuerno que se repite año tras año. Voto NO.
3- El tradicional/curioso/experimental
Este tiene algo. Esos trazos torpes, ese aire de boceto le da un toque sencillo que me mola. Dentro de los tradicionales yo apuesto por este como cartel anunciador. No es mi favorito pero si tiene que salir otro me gusta este. Además, el autor a jugado con los puntos de vista… o eso quiere hacernos creer. Porque (siempre según el autor) este no es un cartel… son dos. Por un lado vemos al santo (así nos los señala con una flecha), pero si nos ponemos haciendo el pino-puente nos encontramos con que la figura al revés es la del toro (nuevamente el toroooooooo). Y… bueno, sí. Si le das la vuelta se puede ver algo que se intuye como un toro, haciendo un gran ejercicio de imaginación. Están lo que parece la cabeza y los cuernos… Muy cogido por los pelos, pero si nos dicen que está ahí vamos a decir que “nos lo creemos”. Venga va, marcamos barco como animal acuático. Voto TAL VEZ
4- El pseudo collage pixelazo
Volvemos al santo, formado por un montón de triangulitos que no son otra cosa que los pañuelos de sanfermin. Un poco confuso para mi gusto. No quiero decir que no se vea la forma del santo pero a mí, se me hace incómodo de ver. Voto NO CHAVAL, NO
5- El iluminao (1)
Y es que este año nos han reservado a dos iluminados que se han querido salir de originales. Aunque desde mi punto de vista este tio es un vago de cojones que se ha pasado de pedante estiloso. Este tío, que no tiene más imaginación que un pez de colores, estaba dando vueltas en la silla hasta que su vista se posó en el diccionario de Larousse tan abandonado hoy en día. Miró Sanfermines y como vulgarmente se dice “Ctr + C ; Crt + V” que para los no entendidos es cortar y pegar. Me recuerda muchísimo a otro cartel iluminado de años anteriores en la que un tipo puso la letra del “Uno de enero” y aportó unicamente el bilingüismo en “a Pamplona/Iruña hemos de ir”. Que se le agradece que tenga en cuenta los dos idiomas oficiales de Navarra (que deberían estar presentes en el cartel finalmente elegido), pero lo que pasa por original es un “anda, vete para casa chaval, que me tienes contento”. Voto A TU CASA FLIPAO!!!
6- El iluminao (2)
Pero si el de antes pecaba de vagancia y decía que poco o nada se ha devanado los sesos para crear su propuesta, aquí nos encontramos con un tipo que ha puesto sus cabeza en pilóto automático. Que lo más lejos que ha ido ha sido al armario y sacar esa camiseta de “I love NY”. Quita NY por Sanfermín. Cambia el corazón por un pañuelico. Y tate, aquí hay tomate. Voto NI DE COÑA O ME ARRANCO LOS OJOS. Y es que este cartel es ideal para la venta de camisetas entre los guiris, pero no para cartel. Para el cartel es un dolor de ojos y de corazón.
7- El puntillista
Me costó comprender qué es lo que quería explicarme el autor con este cartel. ¿Quiere formar la S de Sanfermín con los puntos negros? ¿Se suponde que tenga que ver un santo en 3D si me acerco mucho? Pues no. Es todo más sencillo. Puntos blancos: mozos. Puntos negros: toros. Idea: encierro. Demasiado conceptual. Voto POR UN PELO SÍ… PERO NO.
8- El de las bolas
Bolas, canicas, llamemoslo como queramos. Este es el cartel original que ES original. Unas bolas de billar negras y grandes representando los toros, rodeados de pequeñas canicas rojas/blancas que representan a los mozos en el encierro. Vale, la idea no es original, es el puto encierro. Pero la forma de representarlo es muy original. Y se entiende (no como el puto poster de la lavadora del año pasado que nadie sabia cuál era el mensaje: ¿un insulto y nos llamban guarros?). Desde el principio sabemos lo que es, pero lo hace sin optar por la forma del toro ni del mozo, sino por las formas sencillas y el color. Muy vistoso. Me gusta. Voto SI (pero no va a salir).
P.D. Hago este post por petición popular de Vir pero, sobre todo, por la indigna actitud del Panfleto de Cordovilla que ha ignorado vilmente mi opinión como ciudadano.
domingo, 11 de abril de 2010
Así es "Esperanza Sur" y la Soria profunda
Durante esta semana Santa no he podido evitar congelar algunos momentos de máxima carcajada gracias al humor mostoleño y judeño. Aquí dejo estos retales que sé que apreciaréis como yo:
Mucho cuidado con las comas. En tiempos de crisis, la "Misi" está fatal... ¡¡¡Llamadla, por piedad!!!!
Muestra del humor de los lugareños tuneando un portal de la calle "Empecinado".
Aquí me estuve partiendo la caja durante un rato. Esto es marketing y lo demás tonterías. Ese uso de las comillas, ese gracejo castellano... jajaja.
Y aquí otro claro ejemplo del curioso uso que se da allí a las comillas. Sin hablar del tipo de curso que te tienen que dar para que apruebes un ese plazo de tiempo el carnet de conducir, claro.
Pero, sin lugar a dudas, las marcas de las tiendas del barrio merecen mención aparte. Aquí la hija del churrero y su nueva colección primavera-verano. No lo gasta ni la "Macu" de "Aída".
¿Y quién podría resistirse a unos auténticos gallumbos "Channo"? Ni Luisma ni el Baraja, eso está claro.
Grandes vacaciones, ¡¡¡grandes rincones!!!
Mucho cuidado con las comas. En tiempos de crisis, la "Misi" está fatal... ¡¡¡Llamadla, por piedad!!!!
Muestra del humor de los lugareños tuneando un portal de la calle "Empecinado".
Aquí me estuve partiendo la caja durante un rato. Esto es marketing y lo demás tonterías. Ese uso de las comillas, ese gracejo castellano... jajaja.
Y aquí otro claro ejemplo del curioso uso que se da allí a las comillas. Sin hablar del tipo de curso que te tienen que dar para que apruebes un ese plazo de tiempo el carnet de conducir, claro.
Pero, sin lugar a dudas, las marcas de las tiendas del barrio merecen mención aparte. Aquí la hija del churrero y su nueva colección primavera-verano. No lo gasta ni la "Macu" de "Aída".
¿Y quién podría resistirse a unos auténticos gallumbos "Channo"? Ni Luisma ni el Baraja, eso está claro.
Grandes vacaciones, ¡¡¡grandes rincones!!!
martes, 6 de abril de 2010
Fenómenos del Youtube (10)
PIM PAM TOMA LACASITOS
o la preparadisima y concienciada juventud, reflejada en un responsable control de alcoholemia
Sin que sirva de precedente, por primera vez en mi vida simpatizo con un guardia civil y he pensado "¡qué paciencia!". Porque a este chaval es para darle dos hostias (el PIM y el PAM del tomalacasitos). Porque además de cocainómano (porque reconozcámoslo, este no se ha puesto así sólo a chupitos de vodka), además de ser un inutil desesperante con la prueba de alcoholemia... es que es para darle a base de bien por lo cansino que es con sus únicos dos chistes que repite hasta la saciedad. A parte de que es la única persona conocida al que le vacilan las paredes. Impagable.
Minipunto para Callejeros. Después de "la chica con la mancha en el pelo" se ha superado nuevamente. A ellos también debemos el genial descubrimiento de "El ogro de las drogas".
Un minipunto para la pijilla "desinibibi" que dice "yo me lo paso bien con el alcohol, pero no tanto como parece".
o la preparadisima y concienciada juventud, reflejada en un responsable control de alcoholemia
Sin que sirva de precedente, por primera vez en mi vida simpatizo con un guardia civil y he pensado "¡qué paciencia!". Porque a este chaval es para darle dos hostias (el PIM y el PAM del tomalacasitos). Porque además de cocainómano (porque reconozcámoslo, este no se ha puesto así sólo a chupitos de vodka), además de ser un inutil desesperante con la prueba de alcoholemia... es que es para darle a base de bien por lo cansino que es con sus únicos dos chistes que repite hasta la saciedad. A parte de que es la única persona conocida al que le vacilan las paredes. Impagable.
Minipunto para Callejeros. Después de "la chica con la mancha en el pelo" se ha superado nuevamente. A ellos también debemos el genial descubrimiento de "El ogro de las drogas".
Un minipunto para la pijilla "desinibibi" que dice "yo me lo paso bien con el alcohol, pero no tanto como parece".
lunes, 5 de abril de 2010
Un paisaje sonoro por descubrir (3)
CAPITULO 3: La intervención (la versión de las enfermeras) o La decepcionante anestesia
Ya estaba dentro y todo hacía pensar que la intervención era inminente. Tirado sobre una camilla, con un vial en el brazo derecho y el brazalete para tomar la tensión en el brazo izquierdo (cincuenta veces me midieron la tensión… que será un procedimiento estandar, que me estarán salvando la vida tomandome las constantes todo el rato, que me podría dar un patatús si me meten la anestesia con una subida inesperada de tensión… pero, ¡qué quieres!, jode que te estén estrujando el brazo cada diez minutos). Parecía que el momento “te vamos a rajar” estaba a punto. Pues no. Nuevamente me iban a hacer esperar (y van dos).
Todo listo. Todo preparado. Paciente, médicos, enfermeras, anestesia, instrumental… ¿Todo?
- Eeeeemmm, mira que los del Archivo todavía no nos han mandado tu historial médico con las pruebas del anestesista, así que no podemos operarte hasta tenerlo. Mira que si te damos la anestesia equivocada te puedes morir. (es realmente tranquilizador cuando no dejan de repetirte las multiples posibilidades que tienes de morir por una simple negligencia).
Esas pruebas me las había hecho exactamente 24 horas antes, fui testigo de cómo el médico que me hizo las pruebas terminaba el informe y lo mandaba al Archivo. Incluso me dijo: “no te preocupes que de aquí a una hora tendrán archivado el informe. Que no te libras de que te intervengan”, afirmó en tono jocoso.
- Dicen desde el Archivo que no han recibido (lease “no encuentran”) tu historial. Que igual el médico no lo ha recibido. [tras lo cual comenzó una charla acalorada en plan “estos del archivo es que son unos inútiles; reciben historiales y no los guardan; seguro que lleva allí todo el día y nadie se ha dado cuenta… y encima ahora no coge nadie el teléfono, seguro que se están echando un café; no se dan cuenta de que hasta que no hacen sus tramites no podemos empezar a trabajar; no tienen consideración; todo les da igual; son unos vagos…”]
Por segunda vez en lo que llevaba de mañana en mi cabeza retumbó la palabra “funcionario”… pero no voy a criticar.
Mientras tanto, la enfermera seguía midiendome la tensión con un proceso poco sensible para su profesión. Con una carencia total de visión espacial (o con mucha mala leche), la enfermera colocó su bandeja bruscamente utilizando mi cuerpo como mesa. Poniéndose a la altura de mi vientre y vergüenzas (las cuales, como he dicho antes, estaban expuestas bajo la fina sábana). De manera que el golpetazo me lo llevé, como quien dice, “en los huevos”. Una contorsión refleja y un ligero gruñido debían ser señales suficientes para reconocer su error. Pero no, repitió el mismo proceso las otras 49 veces que me midió la tensión. Así que la espera pre-operatroria podría resumirse en: “45 minutos en los que una enfermera me daba hostias en la polla”.
Porque así fue, cuarenta y cinco minutos después, la especialista que me diagnosticó y sería la responsable de abrirme la oreja en canal, llega y dice poco convencida:
- Los del Archivo dicen que “acaban de recibir” tu historial y ya nos lo han mandado.
Así que vamos pa yá. Agarrando la camilla rodante y a toda leche, abriendo las puertas como en las películas, con la cabeza, llegamos a la sala donde los médicos, ya parapetados con sus mascarillas (así que no vi el rostro de ninguno, ¡cobardes!). Una enfermera, con un pañuelo morado que recogía sus cabellos, me colocaba los electrodos para medirme los sístoles y diástoles de mi patata. Estaba detrás de la camilla, a la altura de mi cabeza, así qué la veía al revés. Llevaba la mascarilla, así que con lo único que me quedé de su rostro fueron sus ojos castaños y un poco achinados, que me dejaban fantasear con la cara de una diosa.
- ¿Estás nervioso?- preguntó mientras me colocaba los gélidos electródos sobre mi pecho.
- ¿Yo? No- contesté fingiendo valentía y bravura de chicarrón del norte. Sólo me faltó decir “¡Sin anestesia, a cuerpo limpio, hostias! Qué esto es una pijada”).
- Tienes unos ojos muy bonitos…
Un piropo que no pude corresponder. La anestesia local ya estaba enchufada en mi oreja y poco a poco, el chutazo de sedante ya había recorrido mis venas. Vamos, que me quedé out. Y ya nunca más volvería a ver a mi enfermera. La de los ojos achinados. La del pañuelo morado [me está quedando un poco “la de la mochilaaaaaaaaaaa azuuuuuuul; la de ojitos dormilones”].
No fue quedarse dormido, sino más bien fuera de juego. En un duermevela. Estaba despierto pero estaba ido. Creo que me dormí y desperté varias veces mientras los médicos urgaban en mis interiores. Lo que a mi me pareció cinco o diez minutos, debió ser como hora y media.
- ¿Me oyes, Jesús?-preguntó el médico.
- Si.
- Pues hala, que ya hemos terminado – dijo con un inconfundible acento ribereño.
Así que me llevaron a la misma sala de antes para que me recuperara. Yo recordaba el post-operatorio de mi hermana cuando le operaron de la rodilla. Fue lo mismo que yo: anestesia local y sedación. Y en el post-operatorio estaba, literalmente, flipando. Riendo a carcajadas, un post-operatorio muy divertido. Eso era lo que yo esperaba para mi: un cómodo viaje espacial por los últimos coletazos de las drogas. Un “uaaaaaaaauuuuuhhh… ¡¡PUEDO VER LA MUUUUUUUSICAAAAAAA!!”. Pero no. Fue una modorra de recién despertado bastante aburrida.
Y, bueno, todavía me quedaba la tercera gran espera. Pero eso será en próximos episodios.
Ya estaba dentro y todo hacía pensar que la intervención era inminente. Tirado sobre una camilla, con un vial en el brazo derecho y el brazalete para tomar la tensión en el brazo izquierdo (cincuenta veces me midieron la tensión… que será un procedimiento estandar, que me estarán salvando la vida tomandome las constantes todo el rato, que me podría dar un patatús si me meten la anestesia con una subida inesperada de tensión… pero, ¡qué quieres!, jode que te estén estrujando el brazo cada diez minutos). Parecía que el momento “te vamos a rajar” estaba a punto. Pues no. Nuevamente me iban a hacer esperar (y van dos).
Todo listo. Todo preparado. Paciente, médicos, enfermeras, anestesia, instrumental… ¿Todo?
- Eeeeemmm, mira que los del Archivo todavía no nos han mandado tu historial médico con las pruebas del anestesista, así que no podemos operarte hasta tenerlo. Mira que si te damos la anestesia equivocada te puedes morir. (es realmente tranquilizador cuando no dejan de repetirte las multiples posibilidades que tienes de morir por una simple negligencia).
Esas pruebas me las había hecho exactamente 24 horas antes, fui testigo de cómo el médico que me hizo las pruebas terminaba el informe y lo mandaba al Archivo. Incluso me dijo: “no te preocupes que de aquí a una hora tendrán archivado el informe. Que no te libras de que te intervengan”, afirmó en tono jocoso.
- Dicen desde el Archivo que no han recibido (lease “no encuentran”) tu historial. Que igual el médico no lo ha recibido. [tras lo cual comenzó una charla acalorada en plan “estos del archivo es que son unos inútiles; reciben historiales y no los guardan; seguro que lleva allí todo el día y nadie se ha dado cuenta… y encima ahora no coge nadie el teléfono, seguro que se están echando un café; no se dan cuenta de que hasta que no hacen sus tramites no podemos empezar a trabajar; no tienen consideración; todo les da igual; son unos vagos…”]
Por segunda vez en lo que llevaba de mañana en mi cabeza retumbó la palabra “funcionario”… pero no voy a criticar.
Mientras tanto, la enfermera seguía midiendome la tensión con un proceso poco sensible para su profesión. Con una carencia total de visión espacial (o con mucha mala leche), la enfermera colocó su bandeja bruscamente utilizando mi cuerpo como mesa. Poniéndose a la altura de mi vientre y vergüenzas (las cuales, como he dicho antes, estaban expuestas bajo la fina sábana). De manera que el golpetazo me lo llevé, como quien dice, “en los huevos”. Una contorsión refleja y un ligero gruñido debían ser señales suficientes para reconocer su error. Pero no, repitió el mismo proceso las otras 49 veces que me midió la tensión. Así que la espera pre-operatroria podría resumirse en: “45 minutos en los que una enfermera me daba hostias en la polla”.
Porque así fue, cuarenta y cinco minutos después, la especialista que me diagnosticó y sería la responsable de abrirme la oreja en canal, llega y dice poco convencida:
- Los del Archivo dicen que “acaban de recibir” tu historial y ya nos lo han mandado.
Así que vamos pa yá. Agarrando la camilla rodante y a toda leche, abriendo las puertas como en las películas, con la cabeza, llegamos a la sala donde los médicos, ya parapetados con sus mascarillas (así que no vi el rostro de ninguno, ¡cobardes!). Una enfermera, con un pañuelo morado que recogía sus cabellos, me colocaba los electrodos para medirme los sístoles y diástoles de mi patata. Estaba detrás de la camilla, a la altura de mi cabeza, así qué la veía al revés. Llevaba la mascarilla, así que con lo único que me quedé de su rostro fueron sus ojos castaños y un poco achinados, que me dejaban fantasear con la cara de una diosa.
- ¿Estás nervioso?- preguntó mientras me colocaba los gélidos electródos sobre mi pecho.
- ¿Yo? No- contesté fingiendo valentía y bravura de chicarrón del norte. Sólo me faltó decir “¡Sin anestesia, a cuerpo limpio, hostias! Qué esto es una pijada”).
- Tienes unos ojos muy bonitos…
Un piropo que no pude corresponder. La anestesia local ya estaba enchufada en mi oreja y poco a poco, el chutazo de sedante ya había recorrido mis venas. Vamos, que me quedé out. Y ya nunca más volvería a ver a mi enfermera. La de los ojos achinados. La del pañuelo morado [me está quedando un poco “la de la mochilaaaaaaaaaaa azuuuuuuul; la de ojitos dormilones”].
No fue quedarse dormido, sino más bien fuera de juego. En un duermevela. Estaba despierto pero estaba ido. Creo que me dormí y desperté varias veces mientras los médicos urgaban en mis interiores. Lo que a mi me pareció cinco o diez minutos, debió ser como hora y media.
- ¿Me oyes, Jesús?-preguntó el médico.
- Si.
- Pues hala, que ya hemos terminado – dijo con un inconfundible acento ribereño.
Así que me llevaron a la misma sala de antes para que me recuperara. Yo recordaba el post-operatorio de mi hermana cuando le operaron de la rodilla. Fue lo mismo que yo: anestesia local y sedación. Y en el post-operatorio estaba, literalmente, flipando. Riendo a carcajadas, un post-operatorio muy divertido. Eso era lo que yo esperaba para mi: un cómodo viaje espacial por los últimos coletazos de las drogas. Un “uaaaaaaaauuuuuhhh… ¡¡PUEDO VER LA MUUUUUUUSICAAAAAAA!!”. Pero no. Fue una modorra de recién despertado bastante aburrida.
Y, bueno, todavía me quedaba la tercera gran espera. Pero eso será en próximos episodios.
lunes, 22 de marzo de 2010
Un paisaje sonoro por descubrir (2)
Seguimos con las andanzas sonoras de Chechu (a.k.a. Yisus; a.k.a. Txus).
CAPITULO 2: La intervención
Como ya decíamos, después de acudir a la médico de cabecera y a dos especialistas, el diagnóstico fue: otoesclerosis, que suena a enfermedad mortal del sudeste africano, pero que, realmente, es una enfermedad congénita (vamos, que tengo acojonadita a mi hermana, desde que se lo dije) en el que el iPod no tiene nada que ver (chúpate esa, médica de cabecera). Hablando en plata consiste en que, desde mi más tierna infancia, uno de los huesecillos del oído (el estribo), crece más de la cuenta, de manera que no vibra como tiene que vibrar, y no transmite el sonido como tiene que transmitir. Vamos que estaba teniente y, a largo plazo, sordo perdido por la izquierda. Intervención: prácticamente rajar, abrir, quitar el estribo, reponerlo con una prótesis y cerrar. Os dejo el vídeo con una intervención de estas… a ver quién es el valiente. Yo no me he atrevido a verlo.
Y llegamos al 19 de enero de 2010, la fecha elegida para mi intervención. “Una intervención sencilla que no va a exigir ingreso. Preséntese a las 8 de la mañana en la UCASI del Hospital de Navarra”. UCASI significa Unidad de Cirugía y Anestesia Sin Ingreso… pero a mí me sonaba como “¡¡¡Uuuuuuuyyyyy… casi!!!, menos mal que lo hemos recuperado a tiempo. Ya no nos queda presupuesto para las denuncias por negligencia”.
Según el folleto informativo que me dieron (en los cuales me decían de ir en ayunas, bien aseado, no llevar joyas y no conducir… Así que: aseo [correcto], joyas [¿me están llamando algo estos cabrones?], no conducir [no carnet, no party], no desayunar [no problems hasta que te das cuenta que no vas a ingerir nada sólido hasta las tres de la tarde]), decía que me presentará media hora antes de la hora estipulada. “¿Así que voy a las 7.30?”, pregunté. “Ven si quieres… pero no va a haber nadie”. Y, tate, no había nadie. Comenzaron a aparecer almas a las 7.50 (¿alguien ha dicho la palabra “funcionario”? No seré yo).
Llegamos a la primera complicación del día. El que tiene las llaves de la UCASI no está, así que esperando fuera, junto con un matrimonio entrañable de ancianos dedicados a su más que loable función de copar los servicios sanitarios públicos. Cuando ya estaban por empezar a ponerme el vial en el brazo en el mismo pasillo, ya abrieron la puerta. No sé si por el sistema de patadón o ya encontraron al gracioso de las llaves.
- ¡Vamos! Pónte en bolas, tapate con esta sutil pieza de gasa que vamos a llamar, por ponerle algún nombre, bata; colócate un gorro de ducha y estas bolsas de basura del Mercadona en los piés- sentencia la enfermera.
- Pero lo que me opero es la oreja. No hay necesidad ir en plan peli porno.
- ¡Ponte la puta bata y vamos!
- Bueeeeeeeeeeeeeenoooooooooo… pero se nota como una brisa fría por la zona del culete.
- Eso es porque te lo está viendo todo el mundo… saluda a las estudiantes del MIR y ponte esta otra pieza de gasa, llamémosle “segunda bata” [Nota del Autor: gran invento, hay que reconocerlo], cuya única función es taparte el culo.
Humillado, vencido, aunque consolado tontamente al ver que la señora mayor que esperaba conmigo estaba igual (aunque con una perturbadora cara de felicidad… no era su primera vez), me echaron en una cama. Al subirme las sábanas comprobé que las piezas de gasa llamadas “batas” se me había puesto a la altura de la cintura, con lo cual ahora era una fina sábana la que evitaba exponer los colgajos a toda la comunidad médica.
Prueba superada… ya estaba dentro. Pero quedaba todavía mucho por delante.
CAPITULO 2: La intervención
Como ya decíamos, después de acudir a la médico de cabecera y a dos especialistas, el diagnóstico fue: otoesclerosis, que suena a enfermedad mortal del sudeste africano, pero que, realmente, es una enfermedad congénita (vamos, que tengo acojonadita a mi hermana, desde que se lo dije) en el que el iPod no tiene nada que ver (chúpate esa, médica de cabecera). Hablando en plata consiste en que, desde mi más tierna infancia, uno de los huesecillos del oído (el estribo), crece más de la cuenta, de manera que no vibra como tiene que vibrar, y no transmite el sonido como tiene que transmitir. Vamos que estaba teniente y, a largo plazo, sordo perdido por la izquierda. Intervención: prácticamente rajar, abrir, quitar el estribo, reponerlo con una prótesis y cerrar. Os dejo el vídeo con una intervención de estas… a ver quién es el valiente. Yo no me he atrevido a verlo.
Y llegamos al 19 de enero de 2010, la fecha elegida para mi intervención. “Una intervención sencilla que no va a exigir ingreso. Preséntese a las 8 de la mañana en la UCASI del Hospital de Navarra”. UCASI significa Unidad de Cirugía y Anestesia Sin Ingreso… pero a mí me sonaba como “¡¡¡Uuuuuuuyyyyy… casi!!!, menos mal que lo hemos recuperado a tiempo. Ya no nos queda presupuesto para las denuncias por negligencia”.
Según el folleto informativo que me dieron (en los cuales me decían de ir en ayunas, bien aseado, no llevar joyas y no conducir… Así que: aseo [correcto], joyas [¿me están llamando algo estos cabrones?], no conducir [no carnet, no party], no desayunar [no problems hasta que te das cuenta que no vas a ingerir nada sólido hasta las tres de la tarde]), decía que me presentará media hora antes de la hora estipulada. “¿Así que voy a las 7.30?”, pregunté. “Ven si quieres… pero no va a haber nadie”. Y, tate, no había nadie. Comenzaron a aparecer almas a las 7.50 (¿alguien ha dicho la palabra “funcionario”? No seré yo).
Llegamos a la primera complicación del día. El que tiene las llaves de la UCASI no está, así que esperando fuera, junto con un matrimonio entrañable de ancianos dedicados a su más que loable función de copar los servicios sanitarios públicos. Cuando ya estaban por empezar a ponerme el vial en el brazo en el mismo pasillo, ya abrieron la puerta. No sé si por el sistema de patadón o ya encontraron al gracioso de las llaves.
- ¡Vamos! Pónte en bolas, tapate con esta sutil pieza de gasa que vamos a llamar, por ponerle algún nombre, bata; colócate un gorro de ducha y estas bolsas de basura del Mercadona en los piés- sentencia la enfermera.
- Pero lo que me opero es la oreja. No hay necesidad ir en plan peli porno.
- ¡Ponte la puta bata y vamos!
- Bueeeeeeeeeeeeeenoooooooooo… pero se nota como una brisa fría por la zona del culete.
- Eso es porque te lo está viendo todo el mundo… saluda a las estudiantes del MIR y ponte esta otra pieza de gasa, llamémosle “segunda bata” [Nota del Autor: gran invento, hay que reconocerlo], cuya única función es taparte el culo.
Humillado, vencido, aunque consolado tontamente al ver que la señora mayor que esperaba conmigo estaba igual (aunque con una perturbadora cara de felicidad… no era su primera vez), me echaron en una cama. Al subirme las sábanas comprobé que las piezas de gasa llamadas “batas” se me había puesto a la altura de la cintura, con lo cual ahora era una fina sábana la que evitaba exponer los colgajos a toda la comunidad médica.
Prueba superada… ya estaba dentro. Pero quedaba todavía mucho por delante.
domingo, 14 de marzo de 2010
Una reflexión
A veces me planteo recuperar una de las ilusiones de mi adolescencia: intentar escribir un libro. Pero me asaltan las dudas. ¿Sobre qué puedo escribir? ¿Seré capaz de darle un sentido completo a un documento para el que se necesiten más de dos minutos de lectura? ¿Redactaré algún texto inteligible que no tenga caducidad mañana por la mañana? Y lo más importante, ¿suscitaría el interés de algún lector?
Y la respuesta que me autodiagnostico es que, sin saber cómo ha ocurrido, ahora me falta imaginación, originalidad, y sobre todo, prosa.
Recuerdo los tiempos en los que cualquier ejercicio de redacción era un placer y finalizaba con una enhorabuena o un sobresaliente. Pero eso era antes, cuando me sobraba la inventiva, la ilusión, las formas, las metáforas…
Estoy tan acostumbrada a escribir yendo al grano, sin detalles inútiles, sin poesía, sin adornos, y siempre pensando en lo efímero, que me cuesta horrores volver a aquella etapa.
Y adoraba escribir, y tenía un diario, y escribía cartas manuscritas, con su sello, con su sobre y con sus hojas de cuaderno cuadriculadas…
Y la respuesta que me autodiagnostico es que, sin saber cómo ha ocurrido, ahora me falta imaginación, originalidad, y sobre todo, prosa.
Recuerdo los tiempos en los que cualquier ejercicio de redacción era un placer y finalizaba con una enhorabuena o un sobresaliente. Pero eso era antes, cuando me sobraba la inventiva, la ilusión, las formas, las metáforas…
Estoy tan acostumbrada a escribir yendo al grano, sin detalles inútiles, sin poesía, sin adornos, y siempre pensando en lo efímero, que me cuesta horrores volver a aquella etapa.
Y adoraba escribir, y tenía un diario, y escribía cartas manuscritas, con su sello, con su sobre y con sus hojas de cuaderno cuadriculadas…
martes, 9 de febrero de 2010
Un paisaje sonoro por descubrir (1)
Así estaba yo (al menos el oído izquierdo). Pero como procede, siempre se comienza por el principio. La historia de cómo tenía un oído que era como un muro de poliestireno, me abrieron en canal y me tunearon la oreja.
2008-2009 (Antecedentes)
Todo comenzó hace más de un año cuando, por obra y gracia de mi centro de trabajo, me sometí a una revisión médica gratuita. Tras decirme que el pis estaba bien, ni turbio ni agrio, sino en su punto; que la sangre cumplía con todos los requisitos de la ordenanza; y que mi corazón daba los sístoles y diástoles que se le presuponían… mira tú que me meto en la audimetría. Una cabina oscura y tétrica donde te ponen unos cascos de minicadena de los años noventa y te empiezan a soltar pitidos en el oído. Conforme suenan, pulsas un botón. Son sonidos que empiezan fuerte y luego van poco a poco a menos. Lo peor de eso es que llega un momento en que no sabes si realmente está sonando ese pitido o te lo estás imaginando. Pero el resultado fue: “chico, por la derecha oyes como todo el mundo, pero por la izquierda te estás quedando teniente”.
Así que fui a mi nueva médico de cabecera quien, en toda su experiencia y sabiduría, me hechó la culpa a mí por escuchar música con el iPod. Entonces no tenía iPod, pero dile tú a esta mujer en pleno arrebato de “los jóvenes no tenéis valores, no apreciais nada y no os vais a largar de casa hasta los 40”. En vez de replicar cogí la cita que me había dado con un especialista y me largué (teniendo en cuenta que de esta persona dependo en futuras convalecencias y para que me firme recetas médicas; así que no conviene llevarse mal con una persona que dice que te receta un antitérmico cuando en realidad es un laxante).
PRIMER ESPECIALISTA: Audimetría otra vez (“va a salir mal”, les dije yo; “hay que hacerla de todas formas”, dijo la enfermera; “pues nada, ponme el videojuego, a ver si me lo paso esta vez”). El especialista, tira de sabidurida otra vez y me dice que seguramente sea por una otitis que tuve de pequeño. Teoría que felizmente anula la del iPod, para mi regocijo. Sin embargo, me manda a OTRA especialista. Esta vez, la definitiva.
SEGUNDA ESPECIALISTA: La doctora que eventualmente me abriría la oreja en canal, me sometió nuevamente a una audimietría… La tercera. Y no debía mejorar en la puntuación ni descubrir el Bonus Level porque fue la que decidió que tenía que operarme. “Es una operación muy sencilla… 99 por ciento de posibilidades de éxito. Claro, que soy médico y tengo la obligación de informarte de todo y, si tienes la inmensa mala suerte de estar en ese uno por ciento te quedarás como una tapia y, claro, si las cosas se complican puede que mueras… Firma esto que dice que, pase lo que pase, no es culpa nuestra”. Tras un mensaje tan tranquilizador, y tras pedir segundas opiniones entre los especializados conocimientos de familia, amigos y conocidos (que, mira tú por donde, todo el mundo conocía a alguien que se había hecho la operación. Hasta el no-novio de vicky que, desde entonces, tiene los pabellones auditivos a ras del cuero cabelludo), decidí someterme a la operación. “Venga, va, cuanto antes. Acabemos con esto de una vez”.
Mira qué suerte que justo recibo la carta del pre-operatorio justo en medio de la semana donde estaba de vacaciones por Tenerife con Sonia y Nerea, así que la oreja tuvo que esperar. ¿Qué gané con ello? Un tinerfeña que me llamó moro de mierda, pero eso es otra historia.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)