viernes, 31 de octubre de 2008
Vaya semanita
Y es que es la frase para definir estos cinco días. ¡Menuda semana para los navarros!
Empezamos el lunes con un intercambio de declaraciones UPN-PP en plan "si rompemos, rompes tu, no yo". El martes nos desayunamos con la detención del comando Nafarroa, la que prometía ser la noticia del día. Pues no... Ese mediodía el PP decidía "romper" de una vez por todas. Al día siguiente batería de reacciones: que si "no es mi culpa", que si "estoy dolido", que si "refundación"... Nos las prometíamos felices pensando que iba a ser el tema del resto de la semana. Pero ayer, a las once de la mañana, nuevamente nos dio la actualidad una bofetada en la cara. Coche bomba en la Universidad de Navarra... ¿otra vez? Si señor.
Y hacia allí que nos fuimos. La policía todavía no había acordonado la zona, la gente se dispersaba y nosotros llegamos como pudimos a la parte de atrás de Bibliotecas, filmando la columna enorme de humo negro.
-"He visto una mancha de sangre enorme", dice una (el coche que había al lado de la bomba llevaba cubos de pintura roja en el maletero... ya es puta casualidad).
-"Ya hay un muerto", dice otro (lo que pasa cuando dices algo que le ha dicho alguien, que le ha dicho otro alguien, que le ha dicho otro conocido que estaba a 200metros del lugar de la bomba).
Todo el mundo enganchado al movil, llamado a la gente, bien para tranquilizarles bien para tranquilizarse a si mismo sabiendo que los demás están bien.
Y nosotros aislados, porque el cordón policial nos ha dejado en "zona de nadie", donde no puede acceder nadie más. Tampoco nos podemos mover, porque han amenazado también al Hexágono y tenemos un tiro de cámara que da justo a él (al final no pasó nada, y ese puntillo de periodista en busca de la imagen exclusiva hace que sienta una punzadita de decepción).
Cuando se me ocurre ir al parkin de Comunicación, donde están todos los medios haciendo directos, para ver qué se cuece (dejando al cámara sólo en la colina y sin móvil), me doy cuenta de que la poli no me va a dejar volver para avisarle.
- Dejame pasar que tengo un compañero allí y venimo ahora.
- Lo siento, no se puede- me dice el nacional.
- Pero es que no tiene movil y no hay forma de avisarle.
- No se puede pasar.
- Pues al menos ir uno de vosotros a avisarle, que está aquí al lado.
- Lo siento.
Mis cojones treintaitrés que no me iba a quedar sin cámara. Me fui por detrás de los árboles, entre el barrizal, con una suelaka de barro cada vez más grande, y mis pies que cada vez pesan más. Por fin llegó donde está mi compañero y nos vamos al parking. Yo dando patadas en el suelo para librarme del barro y dejando un rastro marrón claro.
-¿Cómo lo has hecho? - me pregunta el policía nacional cuando me vé llegar con el tripode a cuestas.
- He ido por ahí- y me guardo para mis adentros la mierda de cordón policial si lo he pasado sin que me vea nadie.
Después de media hora, ver como la reportera de Telecinco entra en directo en... "El programa de Ana Rosa" ("sí, Ana Rosa, si, ha estallado una bomba pero... ¿se casa o no la Duquesa de Alba?"), y tragarnos las quejas de cientos de alumnos que se han dejado las llaves, el movil y todo en la Biblioteca al evacuar; por fin la policía nos dejó pasar hasta el patío de Bibliotecas, lugar de los hecho para sacar unas imágenes "de cerca" (porque estábamos en el otro extremo). Los alumnos desprovistos de sus efectos nos siguieron corriendo, pero la policía les dijo educadamente que "se largaran de allí" y "que era por su seguridad". Así que compuestos y sin llaves de casa.
Tras cinco horas bajo el agua de lluvia, esperas interminables, chapoteos en el barro (es mala hostia que pongan el cordón policial por delante del camino y nos dejen en la hierba mojada), y rugidos de tripas, por fin me fui para mi casa.
Balance: Oficinas generales calcinada, así que este año nos hay titulos de licenciatura. Todavía está por ver el estado de el Faustino (nos encontramos con el dueño y nos dice que les han evacuado y se ha dejado todo encendido): este año tampoco hay pintxos de tortilla. Ansiedad y lloros por el movil. La gente de "aquí" más tranquila, preocupados por los que no aparecen, pero tristemente acostumbrados a estas cosas. Los de fuera asustados, nerviosos, histéricos y furiosos. Y es que para algunos es la primera vez y se piensan que están en Kosovo.
Y esa es la reacción que sería "normal" ante una de estas situaciones. Veo que un nuevo atentado me despierta preocupación por los que conozco en la universidad, pero ya no me remueve nada especial por dentro. Esa frustrante costumbre del que ya no se sorprende por estas cosas. Y que me hace desear que esto se termine de una puta vez.
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2 comentarios:
Recuerdo esa sensación de mayo de 2002 que he revivido con esto desde lejos. Qué pena la costumbre a algo tan descabellado.
q se acabe de una vez!!!
pd: mi título universitario estaba junto con los de este año. llame la semana pasada para q me dijeran q podía recogerlo estos días. va a ser q no...
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