jueves, 22 de mayo de 2008

Inspirado en un sueño

Como hace tiempo que no publico nada y hoy me ha dado por escribir, he decidido compartir con vosotros uno de mis intentos frustrados de literatura. He tenido un sueño raro, aunque agradable, y me ha inspirado esta historia. Ya sé que el foro literario es el blog de Ne, pero como éste blog es un "sindiós", allá que voy:

“Sin problema, la busco ahora y esta misma tarde te la traigo… ¡claro que sé dónde está!”, le aseguré firme ante su mirada tierna.
Una camiseta azul con una banda horizontal y amarilla en el centro. ¿Dónde la guardé? Hacía tanto tiempo que me la prestó… ¿Y para qué la quería ahora? Tenía que encontrarla como fuera. Seguía siendo un desastre.
Caminé rápido hacia casa, aunque envejecía a cada paso que daba sin ser consciente de ello. Todavía conservaba varias cajas sin desembalar desde la última mudanza. Revisé toda la ropa del armario y la camiseta no apareció, así que me dispuse a abrir las cajas de la ropa vieja.
Una a una, poco a poco, las prisas desaparecieron. Cada objeto o prenda que caía en mis manos disminuía mi velocidad e incrementaba mi nostalgia. Pasaron las horas acariciando recuerdos: ropa que incluso juraría no haber tenido, complementos, zapatillas… y sólo quedaba una caja, precintada como las demás, llena de buenos momentos ya embalados.
Entre mis cosas, que ahora parecían ajenas, encontré un sobre lleno de fotografías de mi juventud. Grandes fiestas, excursiones al campo, muñecos de nieve, abrazos sentidos y enormes sonrisas regadas por vino barato que nos dejaba la boca hecha un trapo. Pero me detuve en uno de esos puñados de fotos. Eran imágenes de ambos, embriagados por las noches de amistad desenfrenada, y de repente lo recordé todo. “La camiseta de esa noche, tu camiseta azul...”, pensé.
Seguí buscando entre los retales de aquel túnel al pasado que había entrado en mi alma como la brisa refrescante de un verano junto al mar. Y encontré aquella cinta de pelo, la misma que yo llevaba en esa foto. Ahora lo entendía todo, aunque quizás se había hecho tarde. A sabiendas de que seguiría envejeciendo a cada paso, abracé la foto y salí corriendo. Tenía que devolverle esa camiseta que nunca guardé yo.
Pasaron los años y hoy sigo siendo un desastre.

3 comentarios:

ne dijo...

es muy bueno, si me dejas, lo publico en mi blog, k siempre cosecha muchos más comentarios que este (creo que la última vez llegué a 1)

lo que no veo es la camiseta azul
pero sí sospecho quien puede habérsela quedado

mañana ya estaremos sacándonos más fotos, para que te sientas vieja dentro de 20 años, k entonces será el momento

muak

Virginia dijo...

Sospechas de quién la tiene? Pues dímelo, que a mi el sueño me dejó descolocada...
Claro que te dejo que lo cuelgues en tu blog, ese es un espacio más que digno.
Tengo las pilas de la cámara echando humo en el enchufe, no te digo más! qué ganas...

TXAPA dijo...

"muñecos de nieve"... Hay aquella nevada en iturrama, contigo con una sonrisa de oreja a oreja, disfrutando como una niña. Haciendo ángeles en el suelo, como en los telefilmes de Antena 3, acabando con una apocalíptica batalla a bolazos de nieve.