UN VIAJE HACIA LA NADA

Hoy voy a escribir el típico cuento de las “Necedades de un DuenNE”, pero en plan “Pedrito”. Lo único que esto no es un cuento, sino que es real como la vida misma. Dice así:

Me encontraba yo nostálgico aquel día, ¿dónde se van las horas pérdidas? El tiempo se pierde, como lágrimas en la lluvia (homenaje a Blade Runner). Todavía resonaban en mi cabeza esas palabras de mi madre: “¡¡¡Con lo bueno que eras tú de niño!!!”. Así, quise encontrar al niño que había dentro de mí, y abrí el baúl de mis recuerdos de la infancia.

Ay (es un “ay” de melancolía, no de que me haya pegado un martillazo en un dedo), ¡qué inocencia! Contemplé las correas con las que me ataban a la sillita, el peluche de la pantera rosa sin un ojo y los huevos Quinder, cuyo chocolate ya estaba recubierto de moho. Entonces, una voz sonó a mi espalda:

- Pedrito, amigo, ¡qué abandonado me tienes!
- ¿ein?

Me giré, detrás de mí, había un tío exactamente igual que yo, con la misma ropa y la misma cara.

- ¿quién eres?
- ¿no resulta evidente? YO soy TÚ.
- … ¿ein?
- O, mejor dicho, soy lo que tú serías de haber seguido siendo un chico sensible, tierno y adorable.
- … ¿cómo? …yo sigo siendo alguien encantador.
- ¡No, no lo eres! No me gusta cómo te has ido haciendo mayor. Te diré más, me pareces aborrecible.
- … bueno … yo he engordado un poco…
- ¡¡¡¡Silencio!!! Pedrito, he decidido terminar contigo.
- … pero, ¿qué dices?
- En las últimas horas, he atracado un banco, he cometido varios homicidios y he raptado a la mascota del equipo de fútbol. Ya ves, soy un delincuente.
- … pero, ¿por qué?
- Me he dejado grabar por las cámaras de seguridad, he llenado las escenas del crimen con mis huellas dactilares, que son las tuyas, y me he hecho notar. La policía viene hacia aquí, ¿cómo les vas a convencer de que no has hecho nada?