viernes, 27 de julio de 2007

COSAS QUE RALLAN

Hace casi un año tuve una experiencia que me ralló. Era un sábado al final de la tarde, cuando cogí el autobús y me senté en un asiento doble. Como siempre, pensé: "ojalá se me siente al lado una tía lígera de ropa y pueda oler su carne sudorosa".

No tuve esa suerte. En su lugar, se me sentó un abuelo que se parecía a Martin Landau (véase foto). "mierda", lamenté. Encima, el viejo va y me dice: "buenas noches". Manda huevos, encima tenía ganas de hablar.

Efectivemente, a los dos minutos se dirigió a mí. "Perdona, mozo, ¿este autobús va al centro?". "Sí", conteste yo, dispuesto a hablar sólo en monosílabos. Pero, aún así, el señor cogió confianza, estaba decidido a mantener una conversación conmigo. En esas, me pregunta, "¿qué? ¿de marcha?". ¡¡¡Eso ya era demasiado!!! Forcé una sonrisita y le dije: ejejej.. sí.

Y, a pesar de todo lo cortante y borde que estaba siendo, Landau no paraba de hablarme: "haces muy bien, que eres joven", "yo también he tenido 20 años", etc. La única parte de su perorata que me llamó la atención fue la de "con las tías hay que ser cabrón, no digo pegarlas... pero sí ser cabrón, que eso les gusta".

Ahí mi mente hizo un paréntesis, y discurrí: "¿soy lo suficiente cabrón con las tías?" Emmmmm.. ah, sí, me acuerdo aquella vez que se me acercó una chica y me dijo:

- Perdona, ¿la calle Obispo Irurita?
- No lo sé

Hace falta ser cabrón, sí que lo sabía. Al final, dejé al viejo. Qué alivio. Pero luego me rallé. Ese hombre tenía que estar muy solo para tratar de mantener, a toda costa, una conversación con un gilipollas como yo. Quizá yo fuera la única persona que había hablado con él en todo el día, o en la semana. Qué jodido debe ser estar solo. Vivir sin que tu vida interfiera en la vida de los demás. Qué putada. Encima, qué mamonazo soy. Si en vez de ser un abuelo, hubiera sido una tía con minifalda y mogollón de mierda en la cara, yo habría intentado hablar con esa persona a toda costa. No se puede ser así, hombre.
Por eso, creo que la humanidad debe acostumbrarse a charlar con gente que no conoce, a no perder el contacto con sus amigos o conocidos y, maldita sea, hay que dar muchos abrazos. Abrazos a todos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Josemi, he de decir que cuando he empezado a leer el post y he leido lo de el olor de la carne sudorosa he dicho - ya vale, me he hartado de este tipo de posts de Pedrito.

Pero debo decir que ahora hasta estoy de acuerdo contigo. Ayer me encontre por la calle con los que reparten "free hugs". Es genial!

Pedrito dijo...

ejejej.. gracias

ne dijo...

yo siempre sigo la conversaciones de autobús, sobre todo de l@s viejecit@s, son los más agradecidos, los k más saben y los k más te alegran el día, su sonrisa es auténtica y sus ojos te agradecen hasta k les pidas paso para salir

weno, tb sigo las conversaciones k no van conmigo, algunas veces hasta me meto en ellas, jeje

Pedrito dijo...

qué bonito, qué bonito

ne dijo...

toy susceptible, xo pasaré x alto tu comentario Pedrito y pensaré k lo dices desde el cariño y el rescepto o te aseguro k puedo ser más gore y escatológica k tú en mi venganza